¡Llueve!
Dijeron que 2012 sería un año seco… dijeron.
Por Nelson Peñaherrera Castillo
CIUDAD DE PIURA –Puente Sánchez Cerro, 24 de febrero de 2012, siete de la mañana: 1400 metros cúbicos por segundo. El agua tiene el color de la violencia de lo improvisado, antes que de lo imprevisto. La crecida del río Piura fue la atracción de la temporada luego de meses y meses de haber lucido un caudal de la categoría de un arroyo.
El revestimiento de concreto del Malecón Eguiguren evita
que la fuerza de la corriente erosione las riberas de las ciudades de Piura y
Castilla, como sucedió en 1983. La obra fue hecha luego que a 60 km al oeste,
la Corriente de El Niño
provocara lluvias extremas entre enero y junio de ese año.
El río volvió a poner en alerta a la población
en 1998, 2001 y 2005. justo en 1998, la fuerza del agua destruyó el Puente
Bolognesi, el cuarto de norte a sur, llevándose la vida de medio centenar de
personas. “Nunca voy a olvidar esa cifra: 4414 metros cúbicos por segundo”,
recuerda la periodista de El Tiempo de Piura, Teo Zavala. Tras esa tragedia,
cada vez que el Piura ocultaba los pilares de los puentes, las autoridades
obligaban a los y las transeúntes a pasarlos aferrados de una soga.
A pesar del temor que produjo en la población,
el entonces Presidente Regional Javier Atkins creyó que el cuadro no era para
tanto. “Todavía no estamos a los niveles
del año 98”, dijo a la prensa. El Comité de Operaciones de Emergencia Regional
(COER) le sugirió en un primer momento que se declare la situación de
emergencia, pero la burocracia del Gobierno Regional estaba disfrutando un
feriado largo por san Valentín, y el pedido quedó encarpetado. Recién, el 23 de
febrero, Atkins anunció que presentaba el pedido ante el Instituto Nacional de Defensa
Civil.
Con el ¡Jesús! En la boca
Mientras el Presidente Regional desestimaba la
emergencia, enfrente suyo, hhectáreas de terreno en la localidad de Pozo
Oscuro, distrito de Bernal (unos
40 km al S de la capital regional), estaban inundadas; a lo largo de su curso,
la población, con el ¡Jesús! En la
boca.
Aguas arriba, en la ciudad
de Chulucanas (unos 50 km al E de la ciudad
de Piura), el puente Ñácara, que enlaza la localidad al
resto del departamento, debió ser cerrado temporalmente el 9 de fevrero, luego
que el nivel del agua estuviera a un metro y medio de la plataforma vial. Unos
15 km al norte, la quebrada de Sol-Sol, distrito de Chulucanas, se
llevó la vida de un sereno que intentaba pasar a varios compañeros en una
camioneta. Mientras el resto se salvó, el cuerpo del infortunado estuvo
desaparecido por días.
Siguiendo 15 km al norte, en Malingas, distrito de Tambogrande, la quebrada
de san Francisco se hizo un gran río,
aislándo a la comunidad. Como en cada creciente, los neumáticos de camión y
hábiles nadadores suplen la inexistencia de un demandado puente.
En la vecina Cuenca del Chira, la
quebrada Venados interrumpió la carretera Lancones –Alamor, que conecta la provincia de Sullana con la provincia
ecuatoriana de Loja. Más abajo, el reservorio de Poechos
consiguió almacenar 330 de los 450 millones de metros cúbicos, que ahora puede
contener.
Frente a la ciudad
de Sullana, el embalse de la Presa Derivadora se
desbordó, inundando campos de cultivo en el distrito de Marcavelica. En este
punto, el caudal estaba entre los 950 y los dos mil metros cúbicos por segundo.
Al noreste, debido a que se ubican en una zona de baja presión, los
distritos donde se practica minería ilegal –Suyo, Sapillica y Paimas, todos en la
provincia de Ayabaca-
recibían lluvias torrenciales.
LA entonces gerenta de Recursos Naturales del Gobierno
Regional de Piura (GRP), Cristina
Portocarrero, dijo el 24 de febrero que podría haber problemas con las aguas
ácidas que se podían infiltrar al suelo; pero le hacía falta un estudio más
detallado. Al sur de ellos, y donde se pre-procesa el mineral, el distrito de Las Lomas, se
declaró en emergencia, y el reservorio de San Lorenzo, el
segundo más grande de la región, se estaba comenzando a desbordar por su lado
oriental.
Y cuanto más al este se iba, el panorama era
complicado, con ríos y quebradas que crecen y lo interrumpen todo, como el
tránsito pesado en el Puente Carrasquillo (distrito de Morropón), o
dejan aislada a la provincia de Huancabamba en el
Puente Río Seco (distrito de Salitral).
La Niña está triste
Nadie se preparó para la lluvia. De hecho,
hasta diciembre de 2011, el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI) insistió que sería un año seco. Según dijo, La Niña, que produce un enfriamiento de las aguas de mar frente a las costas de Piura, repetiría la ausencia de
lluvias de 2011.
“El problema es que el cambio climático es
impredecible”, observa Teo Zavala, también especialista en periodismo
científico. Un súbito desplome de temperaturas en noviembre de 2011 sorprendió
a la población. En plena transición de primavera al verano, ciudades como Sullana
registraron 11 °C, o Catacaos, que llegó a 8°C. estas temperaturas son normales
en la sierra, pero no por debajo de los 500 metros sobre el nivel del mar.
Productores de mango de toda la región, que ya
estaban alarmados por la tardía floración de la fruta, temían una caída en la
producción. Iniciando 2012 no tenían cómo transportar la poca que lograron. “Los
que se pudieron beneficiar fueron los productores de arroz porque el cultivo
requiere humedad permanente”, opinó a FACTORTIERRA, el ingeniero agrónomo Luis
Zevallos Muro. Sin embargo, ni el cereal se salvó porque la humedad sobresaturó
algunos suelos y arrasó sembríos en el Valle del Alto Piura. Zevallos, quien
trabajó en Jayanca, Lambayeque, vio cómo se perdieron cultivos de maíz y
frutales.
La primera semana de febrero fue pródiga en
precipitaciones a lo largo de todo el Perú, incluyendo una granizada en el
Valle de Cajamarca. ¿Por qué SENAMHI no pudo pronosticar el evento? No hubo
respuesta oficial, pero se identificó a la causante: una masa de humedad
amazónica, la que, al ser transportada por los vientos
alisios, que aquí corren de este a oeste, llevó y
descargó lluvia hasta en lugares donde no es usual, como la ciudad de Lima.
La masa pudo ser causada en parte por el Océano
Atlántico, que siempre es más caliente que el Pacífico a la misma latitud,
porque carece de corrientes de agua fría como la de Humboldt. El resto lo hizo
la amazonia.
Sin barreras
Para el biólogo Fidel Torres
Guevara, quien estudió los efectos de la Oscilación de El Niño/La Niña sobre la biodiversidad
piurana, el evento no fue sorpresivo ya que todos los veranos australes llueve
sobre la región. Pero, ¿cómo se explica que zonas como el sur peruano también
recibieron precipitaciones?
“En condiciones normales, El Niño permite que
mientras el norte esté bajo lluvia, el sur esté seco, debido al calentamiento
del Océano Pacífico frente a Piura”, explica Torres. “Pero La Niña enfría el
agua, lo que sumado a la frialdad de la Corriente de Humboldt, no genera
suficiente evaporación para cargar las nubes. En consecuencia, hay sequedad”,
agrega.
Recordemos que mientras El Niño/La Niña se
mueve de norte a sur frente a Sudamérica, la de Humboldt va a la inversa. La
colisión se produce frente al distrito de Colán, en
condiciones normales. Sin una barrera térmica que la contrarreste, la humedad
amazónica fue capaz de remontar los seis mil metros de la Cordillera de los Andes y su
ancho considerable en el centro y sur del Perú.
En el norte, la historia fue distinta y hasta
normal. La Cordillera no es tan ancha ni alta, por lo que el trasvase amazónico es eficiente.
Recordemos que la cota máxima de Piura es apenas 3900 metros (en la provincia
de Huancabamba), un 40 por ciento menos que el resto de la cadena tanto al
norte como al sur. “Estas lluvias son normales. El problema es que nadie se ha
dado cuenta de los indicadores que ya daban señales de que se aproximaba”, sostuvo
Torres.
Pregúntale al árbol
Usualmente,, los pronósticos del tiempo se
hacen cruzando muchas variables matemáticas combinadas con información que
proporcionan los satélites meteorológicos. Los cálculos pueden ser tan
precisos, que llegan a establecer el punto geográfico exacto donde un evento
climatológico pudiera ocurrir, por lo que tomar precauciones y salvar vidas es
relativamente fácil.
En 2005, cuando el huracán Katrina barrió la costa sureste de
los Estados Unidos, científicos alertaron el riesgo que viviría Nueba Orleans,
Louisiana, por donde ingresaría el meteoro. Pronosticaron que las lluvias del
huracán más los vientos alterarían el nivel del mar, incrementarían el caudal
del río Mississippi, e inundarían la ciudad.
El evento se cumplió con centenares de metros
de error. Que las autoridades federales no tomaran previsiones ya es otra
historia. “La diferencia entre ellos y el Perú son los millones de dólares que
se invierten cada año en investigación”, explica Fidel Torres.
Del Producto Interno Bruto peruano, el dos por
ciento se orienta a educación y sólo una décima parte de esa proporción se va a
investigación. “Por eso es que acá la máxima ventana para un pronóstico es de
una semana, y sin la seguridad de que se cumpla”, dice el científico.
En 2012, él estaba elaborando un estudio en que
el pronóstico del tiempo pudiera incorporar variables que no dependen de la
tecnología sino de la sabiduría popular. “La gente del campo no ve el satélite
para saber si va a llover o no. Observa el comportamiento de algunas especies
de animales y vegetales, y eso le permite saber qué tiempo le espera incluso
con tres meses de anticipación”, explicaba.
Aunque ya tenía identificada una media docena
de estas variables, el modelo no era científicamente concluyente debido a que
debía adaptársele a ecuaciones matemáticas… y estaba buscando un o una
especialista en el tema. El entonces Presidente del Perú, Ollanta Humala,
prometió que se incrementarían los fondos para investigación científica,
pasando por la creación de otro ministerio ad-hoc.
No se cumplió.
Las universidades que reciben dinero por
concepto de canon para generar ciencia lo destinan a planillas, edificios, o no
lo gastan del todo. “El problema es que el Perú prefiere invertir en sacar
minerales, pero no en conocimiento”, reclama Torres.
Mientras tanto, llovía. “A la gente sólo le
queda esperar que pasen estas lluvias, y esperar las siguientes”, observaba
Luis Zevallos. Víctor Labán, del COER Piura, avisó que las lluvias iban a
continuar en marzo basado en reportes del SENAMHI. Y de esto depende dar una
opinión técnica para declarar la emergencia.
Un asesor de la Presidencia Regional de Piura
dijo a FACTORTIERRA que sí se estaba evaluando la situación. La gente no lo
sentía así, y sólo le quedaba asistir a espectáculos surrealistas, como ver al
río Piura veleidoso jugar a socavar la paciencia de las obras humanas, mientras
los sauces y algarrobos, antes que bailar, estaban por ser arrancados de raíz.
Con informes de Radio Cutivalú en Piura, Liliana Alzamora en Tamboghrande y Roberto Saavedra en Chulucanas. © 2012
Asociación Civil Factor Tierra. Todos los derechos reservados. Las fotografías
en Tambogrande presentadas en esta entrada son de Éder Alzamora. Esta historia
tiene 3 animaciones Flash que puedes usar en clase. Adquiérelas escribiendo a factortierra@gmail.com
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