La nueva Piura

La visión y misión funcionales de una ciudad con menor vulnerabilidad ante El Niño. 


Por Julio Ernesto Gianella*
 



CIUDAD DE PIURA - Uno de los saberes que no hemos asimilado de los pueblos prehispánicos del Perú es la planificación  urbana.    La  mejor prueba es que muchas de las ciudades que se edificaron en la antigüedad aún siguen en pie a pesar de  los desastres  naturales y el paso del tiempo. 

La ciudad de Caral (Supe, Lima), la más antigua de América, fue sabiamente  planificada, y en cinco mil años no ha sufrido inundaciones ni embates de la Naturaleza.

La virtud de la planificación urbana está en el equilibrio entre lo deseable y lo posible. Si no le  aportamos la visión y los deseos sobre un futuro mejor, quedamos entrampados en más de lo mismo; por otro lado si se excede en sueños futuristas, se estrella con la realidad y se desvirtúa. 

Es por ello que el principio rector de la planificación del futuro de Piura debe ser la invulnerabilidad frente a fenómenos  naturales, y nuestra guía operativa debe ser el más racional uso de los recursos disponibles, sin despilfarro pero  manteniendo la calidad y la durabilidad de las inversiones.  

Por otro lado no debemos olvidar que el centralismo en el Perú es la causa principal del retraso de sus ciudades. Para  entenderlo, comparemos las cinco más grandes de este país y de Colombia, por poner un ejemplo muy cercano, y nos daremos  cuenta de cuan atrasados estamos: Lima con Bogotá, Arequipa con Medellín, Trujillo con Cali, Chiclayo con Barranquilla, y Piura con Cartagena de Indias.

Las tres ciudades principales del norte del Perú -Piura, Chiclayo y Trujillo- deben apuntar a superar, en 25 o 30 años, el  millón de habitantes cada una. El crecimiento poblacional de la ciudad de Piura es de 3% promedio anual; en 42 años, ha ido  paralelo con un deterioro en  la calidad de vida.



La Expansión urbana de Piura

El Plan de Desarrollo Urbano (PDU) de la ciudad de Piura fue formulado por la municipalidad provincial en 2014, con un  horizonte de 18 años a 2032. Si bien se trata de un documento bien  estructurado, cabrían las siguientes interrogantes  sobre sus alcances:

  • El área urbana total prevista aparenta ser un tanto exagerada, pues supondría crecer en 15 años más de cuatro veces el área actual .
  • No considera el potencial de crecimiento urbano habitacional hacia el norte en dirección del eje Piura-Sullana (solo se considera un corredor industrial).
  • Piura requerirá en un futuro próximo de un centro cívico-financiero a la escala de una gran ciudad, lo que no he podido  identificar claramente en el plan.
  • Conserva el emplazamiento del actual aeropuerto de Castilla: al haber quedado limitado a 2,4 km de pista, no puede alcanzar  la categoría de internacional.

 
Entre 1970 y 2017 el área urbana de la ciudad de Piura se incrementó en casi 50%, pasando de 16 km2 a 24 km2, lo que significa que la densidad poblacional (habitantes por hectárea o hab/ha) se incrementó de 80 hab/ha a 120 hab/ha.

Las áreas de mayor potencial de expansión se ubican al este, en el distrito de Castilla (incluidas en el PDU), y al  noroeste, en el distrito de 26 de Octubre (no incluidas en el PDU). En ambos casos se trata de terrenos relativamente  altos, con buen drenaje y fácil acceso por las  carreteras Panamericana e Interoceánica. La gran limitante de la futura expansión urbana será la disponibilidad de fuentes de agua para consumo humano.



¿Por qué se inundó la ciudad?

Lo más fácil es culpar al río y a sus crecientes, cuando el principal culpable es el ser humano que ha modificado y  destruido las condiciones naturales del mismo. En principio los cauces naturales de los ríos deben respetarse y conservarse, y los desbordes que se producen en las  grandes avenidas no siempre son negativos (como el caso del río Nilo y la fertilización natural de las tierras agrícolas).

Como los asentamientos humanos buscan la cercanía a los ríos, por las ventajas de abastecimiento de agua y por la facilidad  de las comunicaciones, producen el conflicto entre la protección del hábitat y el libre discurrir de las aguas. En el caso de la ciudad de Piura, el asentamiento inicial de 1588, de poco más de 40 hectáreas, se ubicó en un promontorio sobre el río Lengash o Piura (6 metros sobre su nivel de estiaje), e históricamente no sufrió inundaciones significativas, hasta lo que  hemos experimentado en 2017.

Sucede además que el ser humano ha destruido la cobertura vegetal en las partes altas de las cuencas de los ríos,  modificando la escorrentía natural que se ha incrementado considerablemente en los periodos de precipitación pluvial. Por lo tanto, la situación histórica del río Piura ha cambiado debido a la acción del ser humano:
a) por la destrucción de los bosques que cubrían totalmente la vertiente occidental de la cordillera de los Andes, y
b) por la modificación del cauce, principalmente mediante el estrechamiento de sus bordes.


Cuando se obvia el drenaje

Las aguas que anegan e inundan la ciudad de Piura con cada evento El Niño tienen dos orígenes distintos, que requieren  acciones de previsión también de distinto carácter.  Por un lado están las  que se acumulan por las lluvias que caen  directamente en el área urbana y en las micro-cuencas vecinas y, por otro lado, las aguas que se desbordan del río en las  grandes crecidas.

Una lluvia de 100 milímetros que caiga durante diez horas seguidas, lo cual no es extraño que ocurra, puede producir más de  50 metros cúbicos por segundo (m3/s) de escorrentía en toda el área urbana ubicada en la margen derecha del río Piura. Debido a las características de impermeabilidad de los techos y los pavimentos, el hidrograma de la escorrentía en las  áreas urbanas se modifica notablemente en relación al terreno libre, incrementándose los picos y disminuyendo el periodo de  escorrentía.

Toda ciudad en el mundo construída en zonas geográficas con lluvias de intensidad media a fuerte  habilita sistemas de  drenaje pluvial mediante cunetas laterales, alcantarillas o canales independientes al alcantarillado de aguas servidas, los  que desembocan en cursos mayores tales como ríos, lagunas o el mar. En la costa Norte peruana, esta práctica se ha perdido bajo el criterio de que una lluvia fuerte cada 10 años (El Niño) no  sería algo por qué preocuparse y se puede evitar el mayor costo.

Cabe diferenciar entre el micro drenaje urbano, aplicable a nivel de áreas de hasta 100 hectáreas, del macro drenaje urbano  aplicable a áreas mayores. 

  • El micro drenaje urbano comprende básicamente cunetas, alcantarillas o acequias de conducción que en forma continua llevan  las aguas por gravedad hasta el sistema mayor.
  • El macro drenaje urbano comprende quebradas naturales, que deben protegerse o recuperarse, y acueductos construidos por el   ser humano, que puede ser tipo “zanjón” (caso de Sullana) o en forma de túneles y galerías de infiltración.




 Zonificación ante la vulnerabilidad

El Niño Costero 2017 confirmó la existencia, dentro de los límites de la ciudad de Piura, de zonas urbanas vulnerables que   inevitablemente serán inundadas ante las futuras ocurrencias de ese evento, debido a encontrarse en niveles por debajo de   la cota de las crecidas del río.

En el Plan de la Reconstrucción con Cambios se optó como política la reubicación de las viviendas de estas zonas hacia   otras potencialmente no vulnerables, lo cual implicaba la reserva, posesión y eventual expropiación de las tierras   seleccionadas para el traslado, y la demolición y control de las áreas vulnerables erradicadas.

Lamentablemente es poco lo que se ha hecho en este sentido, con excepción del reasentamiento de parte de la población rural  del valle bajo (Catacaos).    Queda por resolver con urgencia el problema de la población asentada en las zonas bajas al  sur (Piura) y suroeste (26 de  Octubre) de la ciudad, a ambos lados del eje de la avenida Gulman, donde se estima habría  que erradicar aproximadamente 230  hectáreas, y reubicar entre cinco mil a ocho mil familias.



Zonas críticas

Del análisis de vulnerabilidad anterior se identifican las zonas que merecerían una atención prioritaria en relación al   drenaje y el potencial de futuras inundaciones.

  • Zona crítica  1: A ambos lados del eje de la Av. Gullman, en una extensión de 2,8 km hacia el norte desde el cruce con la   nueva Panamericana. Aquí se debería erradicar totalmente los asentamientos humanos en una extensión aproximada de 230   hectáreas.
  • Zona crítica 2: A 500 metros al oeste de la Plaza de Armas existe una depresión del terreno natural, cuya parte más  profunda se orienta a lo largo de un eje que desciende en la dirección norte-sur.    Dentro de esta depresión se encuentra  el  Club Grau y su orientación coincide en gran parte con el eje de la avenida Sullana.   Aquí se presentan condiciones  favorables para habilitar una estructura mayor que corresponde al macro drenaje urbano, mediante el que se lograría   evacuar rápidamente las aguas en casos de inundaciones, tanto las de origen pluvial como las de desborde fluvial, corriendo   las aguas en la dirección sur, para desaguar finalmente en el cauce del río Piura en un punto ubicado en cota por debajo  del nivel de la ciudad.
  • Zona crítica 3: Distrito de Castilla. Gran parte de la zona urbana se encuentra por debajo de la cota 30 metros de altitud,   y ha sufrido la inundación por desborde del río el 27 de  marzo de 2017. Si bien existen diques de protección en los  bordes del río, el problema es que según informes técnicos estos diques habrían contribuido a elevar la cota del fondo del  lecho.



¿Cómo respondió la ciudad?

La infraestructura urbana de Piura -pistas, veredas, alcantarillado- ha colapsado en su mayor parte. Esta situación se debe   a que la mayoría de los pavimentos y los desagües construidos antes del evento El Niño 2017 no han cumplido con los  estándares de calidad, y no consideraron para nada el drenaje pluvial urbano.

Antes de iniciar obras se debe sopesar cuidadosamente los beneficios de una rehabilitación inmediata, con características   similares a lo que existía, frente a una reconstrucción de superior calidad y altos estándares. Si los recursos son   suficientes, es claro que se debería optar por lo segundo.

 La vida económica de la ciudad de Piura prácticamente se inicia con la construcción del antiguo puente de hierro y madera,   (Puente Viejo), en 1893, y que duró más de 100 años. En el caso de Piura los puentes juegan un rol fundamental en el desarrollo urbano. Si bien los 4 vehiculares existentes en   el entorno de la ciudad han soportado la gran crecida del río Piura el 27 de marzo de 2017, no lo han hecho con la misma  eficiencia: el puente Cáceres (o Cuarto Puente) funcionó más bien como represa, incrementando el desborde que finalmente  produjo la  inundación de la ciudad.


El puente Cáceres se concluyó en 1995 sin respetar normas de diseño y estrechando el cauce del río mediante el relleno de   la plataforma fluvial que existía en su margen izquierda (Castilla). Tiene un exceso de estructuras verticales de soporte   (seis) y su rasante está al nivel de las calles de acceso.  Como resultado, en marzo de 2017 actuó como represa más que como  puente. tal como se aprecia  dramáticamente en la fotografía (tomada del informe del Instituto de Hidráulica de la  Universidad de Piura).

A mediados de 2017 el ministro de Agricultura y el director de la Autoridad Nacional del Agua declararon que, “la   zona marginal (de los ríos) de alto riesgo no mitigables no pueden ocuparse” y que por lo tanto se debería “sacar el grifo   Pecsa y la cochera del Open Plaza que estrangulan el cauce del río Piura a la altura del puente Cáceres”; sin embargo han   pasado largos meses y nada de eso se ha hecho .


 En contraste con el puente Cáceres el moderno puente Bolognesi fue concluido  en 2001, después de El Niño de 1998,   utilizando la mejor ingeniería, con un gran arco metálico de 130 metros de luz (distancia horizontal entre los puntos de  apoyo) y sin apoyos intermedios, el que ha soportado  la última creciente sin problema y sin interferir con el río.

 El costo del puente Bolognesi, estructura de acero fabricada en el país, fue de 23 millones de soles del 2001 (unos 7  millones de dólares), que considerando el incremento de costo de vida (51%) no debería sobrepasar los 35 millones de soles  (unos 11 millones de dólares).


 Un canal vía para el centro.

Dentro de la zona crítica 2 señalada anteriormente, se encuentra el núcleo de la mayor actividad comercial, cívica y   cultural de la ciudad y, por lo tanto, merece atención prioritaria para los fines de la planificación y del drenaje urbano.  La depresión natural que corresponde a esta zona está delimitada claramente por la curva de nivel correspondiente a los 35   metros de altitud.

En el perfil transversal del área urbana de la ciudad (sección en el sentido oeste-este, a 100 metros al norte de la Plaza  de  Armas) se aprecia claramente la depresión, cuyo punto más bajo se encuentra 7 metros por debajo del punto de  intersección  con el jirón Tacna, ubicado hacia el este .


 Prolongando el eje de la depresión hacia el norte, por la Avenida Sullana, se presentan las condiciones favorables para una   estructura mayor de macro drenaje urbano que concentraría la evacuación de las aguas de inundación en una extensión de  aproximadamente 10 km2 urbanos (casi 40% del área actual de la ciudad ubicada en la margen derecha del río)

 El macro dren urbano tendría una longitud de 5,6 km y se iniciaría en un punto cercano a la intersección de las avenidas San José María Escrivá (prolongación de la avenida Sullana) y educativa (prolongación de la avenida Chulucanas), cerca la urbanización Los Jazmines, correría por el eje de la avenida Sullana en dirección noroeste-sureste hasta la intersección con la   avenida Sánchez Cerro; luego rumbo sur hasta la urbanización Las Palmeras y finalmente rumbo sureste hasta su desembocadura   en el río. Se iniciaría en la cota 41 metros de altitud y culminaría en la cota 26,6 metros de altitud, con una pendiente promedio de   -0,27%.

Este proyecto presenta además la oportunidad de convertirse en una vía vehicular de tránsito rápido urbano a ser utilizada   todos los días, meses y años en los que no se presentan problemas de inundación, tal como ha sucedido en Sullana con el   Canal Vía, que con éxito se construyó con posterioridad al evento El Niño de 1983, y que funciona perfectamente siempre y   cuando se mantenga limpio.


El uso alterno del canal de macro drenaje urbano para transporte vehicular representaría una contribución significativa a   la modernización de la ciudad de Piura.  En la intersección de la vía canal de la avenida Sullana con la avenida Sánchez  Cerro, que constituye el principal nudo de  la ciudad, se habilitaría un puente by-pass”, que aliviaría significativamente  el tránsito urbano.

 Aguas servidas

Las aguas servidas de la ciudad de Piura, sector ubicado en la margen derecha del río (no incluye a Castilla), son   conducidas y vertidas en las lagunas de oxidación ubicadas en el suroeste de la ciudad.

Dichas lagunas han sido largamente superadas por el crecimiento poblacional y se basan en una tecnología de tratamiento   biológico expuesto al ambiente, que no es el conveniente para una ciudad cuya población se acerca al medio millón de   habitantes, menos aún para los próximos 30 años, que es el horizonte que se utiliza cuando se proyectan obras sanitarias de  esa magnitud.

Cabe mencionar además que estas lagunas se encuentran dentro del terreno del parque ecológico municipal Kurt Beer, lo que  es un contrasentido. Es indispensable proyectar un nuevo sistema integral de conducción y tratamiento de las aguas servidas utilizando   tecnologías modernas tales como las que se han construido en Lima (Taboada y La Chira) y en Arequipa.

Si proyectamos con los costos de la planta de Taboada (416 millones de soles de 2012 o unos 150 millones de dólares),  diseñada para atender a ocho  millones de habitantes, una planta para Piura no debería superar los 50 millones de soles  (unos 15 millones de dólares), más el costo de las tuberías troncales de conducción. La nueva planta de tratamiento de aguas servidas para Piura debería ubicarse a suficiente distancia de la ciudad para  evitar cualquier problema ambiental, y por supuesto hacia el sur para permitir la conducción por gravedad.

Ahora o nunca la reconstrucción del Norte tiene que impulsarse. Los meses corren, la población espera pero también   desespera. Se necesita congruencia (fruto de la experiencia), sentido de urgencia (fruto del compromiso), honestidad (que nadie la pone en duda) y profundo respeto a la población (que es lo que estaría faltando).

* Arquitecto urbanista. Texto basado en la exposición ofrecida el 8 de  febrero de 2018 para la Plataforma Inundación Nunca  Más, en la ciudad de  Piura. Información y redacción adicional por FACTORTIERRA.
Las imágenes en este material fueron proporcionadas por el autor sin consignar la fuente. Si cree que estas imágenes le  pertenecen, por favor, notifíquenos a factortierra@gmail.com para incluir el crédito respectivo, de acuerdo con nuestras  normas de estilo.
Gracias a Arturo Peñaherrera Castillo por colaborar en este artículo.

 

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