Cacao blanco, como si fuera oro

El sabor y aroma únicos que derriten al mundo. 


Por: Nelson Peñaherrera Castillo Fotos por Marco Paulini Espinoza.

 




CHULUCANAS, Piura
--Si tu adicción es el chocolate, podrías decir que es casi una bendición divina vivir en una región donde se produce una de las variedades más raras y mejor pagadas del mundo. ¿Acaso es esto el paraíso? A menos de media hora de camino (en condiciones normales) desde la ciudad de Chulucanas está el caserío de Palo Blanco, cuyo logro más reciente fue proteger su bosque seco; sin embargo, hace algunos años ya se había destacado a nivel nacional por tener el mejor cacao blanco de todo el Perú.

Juan Rivera, 50, es un agricultor autodidacta que había planificado estudiar en la
Universidad Nacional Mayor San Marcos, en Lima; pero ciertas decisiones personales lo enfrentaron a convertirse en padre de familia y abandonar ese camino. Algo tenía que hacer para vivir, así que al regresar a su pueblo, se dedicó a cultivar la tierra. Toda la energía que estaba acumulando para la vida universitaria que no tuvo la volcó a investigar todo lo que le rodeaba, hasta metafísica, y así entender que las mazorcas de cacao blanco que crecían en las laderas que rodean al pueblo tenían algo especial: un posible endemismo.





La evidencia Vicús

Hay dos teorías que explican el cacao blanco de Chulucanas: una cepa venezolana que vino por los Andes hasta Tabaconas, Cajamarca, limítrofe con el valle de Huancabamba, Piura, y desde allí comenzó un lento desplazamiento hacia el oeste; la otra sugiere un origen en los valles del departamento de Amazonas yendo siempre al oeste hasta llegar al de Piura (que daría un nuevo sustento a la teoría del corredor jíbaro del arqueólogo Daniel Dávila).

Rivera se inclina por la segunda explicación basándose en una cerámica presuntamente
Vicús en la que se aprecia a una persona sosteniendo una mazorca de cacao blanco. Si esta civilización se extinguió, en el mejor de los casos, en 500 D.C. y solo ocupó la mitad oriental del departamento de Piura, esto quiere decir que el cultivo podría haberse aprovechado desde 500 A.C., que se considera uno de los hitos más lejanos en la formación de este pueblo (que debió consolidarse entre 100 A.C. y 400 D.C, a más de medio milenio de la nación inca y a un milenio de la llegada de los españoles a Piura).

FACTORTIERRA no ha podido confirmar independientemente la existencia de esta pieza cerámica, ni menos su datación oficial.




Proyecciones

Si a este supuesto endemismo le añadimos, como dice Rivera, un clima seco, se explica por qué el sabor y aroma del cacao blanco de Chulucanas es peculiar y apreciado por la industria del chocolate en Estados Unidos, Europa y Nueva Zelanda incluso. Especialistas coinciden que este tipo de cacao blanco, constantemente mencionado como cacao criollo, supera al venezolano y compite con el ecuatoriano, mientras que el colombiano está a un nivel muy bajo, a pesar que cada productor puede poseer hasta 70 hectáreas contra 0,5 hectáreas del peruano.

Por ahora, los agricultores y las agricultoras están exportando menos de 10 TM anuales gracias a la
Cooperativa NorAndino, y esperaban aumentar a 12 en 2016. Aunque en esta asignación nos quedamos con ganas de probar algo del chocolate blanco, lo que sí nos quedó claro es que el campesinado cacaotero asociado está tomando muy en serio su aporte al mercado y están dando pasos estratégicos, empresarialmente hablando. Por eso, los productores peruanos premiaron a Juan Rivera con el Cacao de Oro hace algunos años. Las proyecciones son ambiciosas, por lo visto.

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