La biología de la magia
la ciencia ya tiene respuestas sobre por qué las plantas de la sierra de Piura curan.
Todas las fotos proporcionadas por Fidel Torres.
PIURA - el potencial de las plantas medicinales en el Perú es enorme en términos de biodiversidad, pero restringido en términos de utilidad. Las investigaciones se enfocan en sus propiedades para el tratamiento o curación de enfermedades, pero no están ampliando su propio horizonte a otras actividades que también las requieren, como la cosmetología o la nutrición. Esta visión estrecha también limita el potencial económico para las comunidades donde estas especies crecen.
Por otro lado, muchas de estas investigaciones solo llegan a recoger los conocimientos de las comunidades donde se ubica esa biodiversidad, tratándola como fuente pero impidiéndole participar en el proceso científico. A ésto se agrega el riesgo que sigue representando la biopiratería en el Perú, que obtiene datos y resultados pero no los patenta como propios de este país sino que los transa como propiedad de otras naciones. Por si ésto fuera poco, muchos estudios se han concentrado en la selva peruana, pero no en la zona andina, y menos en la zona andina de Piura.
Como lo informáramos en FACTORTIERRA en abril de 2016, se anunció un estudio etnobotánico que averiguaría cuál es el potencial de las plantas medicinales en la sierra de Ayabaca y Huancabamba, pero con la participación activa de las comunidades. Como lo prometieron sus promotores, dos años después, ya tenemos algunos resultados preliminares.
El estudio se concentró en las especies botánicas que viven en las nacientes de los ríos Quiroz y Huancabamba, entre los distritos de Pacaipampa (Ayabaca) y El Carmen de la Frontera (Huancabamba), en un rango de altitud que va desde los 2700 metros a los 3500 metros. En otras palabras, entre los ecosistemas bosque de neblina y jalca o páramo piurano.
El 42,1% de las especies
investigadas fueron hierbas y el 36,8% fueron árboles.
Los investigadores Fidel
Torres Guevara, por el Instituto de
Montaña, y Mayar Ganoza Yupanqui, por la Universidad Nacional de
Trujillo, dijeron en la Revista Peruana de Medicina Integrativa
que el objetivo fue: "Realizar una investigación etnobotánica con enfoque
participativo, para identificar especies originarias de los páramos y bosques de
neblina de los andes del norte peruano, promisorias desde el punto de vista
nutricional y terapéutico, mediante cinco sistemas de extracción que den
precisión al análisis de la presencia de las sustancias bioactivas responsables
de sus propiedades".
Lo primero que consiguieron
fue la aprobación de las comunidades donde se realizó la investigación, mediante
votación en asamblea de pobladores. A ésto se llama licencia social. Adicionalmente, los propios
habitantes se convirtieron en parte del equipo investigador compartiendo sus
conocimientos tradicionales, que junto con el análisis de laboratorio, abren
campo para que futuros trabajos preclínicos lo profundicen. En ese sentido, se
identificaron 24 mujeres y 56 varones como expertas y expertos en la
localización y propiedades de las plantas medicinales.
"El estudio etnobotánico bajo
enfoque de investigación participativa resulta una ruta pertinente de
investigación que involucra a los poseedores de los conocimientos tradicionales
no como informantes, como sucede frecuentemente en este tipo de investigación,
sino como coautores y oferentes de conocimientos especializados, lo que puede
posicionar a sus comunidades como eslabones iniciales de la cadena de
investigación bioprospectiva", apuntan Torres y Ganoza.
Y ésta es la ventaja
comparativa de este estudio: validar científicamente el conocimiento tradicional
de la población. El proyecto fue financiado por
el Programa Nacional de
Innovación Agraria, el Instituto de Montaña y las comunidades organizadas en
Pacaipampa y el Carmen de la Frontera.
Cinco especies promisorias
De toda la biodiversidad vegetal existente, terminó concentrándose en 19 especies, que fueron analizadas con tres sistemas hidroalcohólicos basados en etanol, otro por infusión y otro por decocción. Cabe recordar que la lista de plantas a prospectar fue planteada por las comunidades, lo que nos da una investigación por conveniencia; el resto fue salir a campo, colectar tales especies y someterlas a las pruebas de laboratorio.
De las 19, tres especies del páramo o jalca y dos del bosque nublado terminaron mostrando valores significativos de compuestos fenólicos, actividad antioxidante y no son tóxicos: Myrcianthes myrsinoides (lanche), Bejaria resinosa (payana), Acaena ovalifolia (pega-pega), Cuphea ciliata (hierba del toro) y Muehlenbeckia hastulata (chupicaure).
Para llegar a esta lista más específica, se tomaron de cuatro a cinco muestras -incluyendo flores- de las 19 especies inicialmente propuestas, las que prensadas y secadas se enviaron al Herbario Isidoro Sánchez de la Universidad Nacional de Cajamarca (Cajamarca), especializado en vegetación del páramo, y el Herbarium Truxillense de la Universidad Nacional de Trujillo (La Libertad). En estos dos lugares se verificó su taxonomía, y luego se les sometió a las pruebas con los compuestos basados en etanol a diferentes concentraciones, se les preparó como infusión y se les decocció; finalmente se les sometió a un análisis espectrofotométrico por método óxido-reducción.
Preliminarmente, las hojas resultaron siendo la parte más usada de la planta en un 47,3%; además, el lanche, la payana y la pega-pega resultaron tener entre 214 a 821 miligramos de compuestos fenólicos totales por gramo de especie. Solo en el caso del lanche, eso explicaría su eficacia para curar resfriados, indigestiones y ser parte de la dieta en la población rural andina. El lanche crece en los páramos de Ayabaca y Huancabamba, y suele consumírsele como infusión o como macerado
Si juntamos este aspecto a su actividad antioxidante y su baja toxicidad, significa que tenemos especies promisorias que pueden ser consumidas por el público en general, sin riesgos significativos. El estudio actual sugiere que tienen efectos antimicrobianos, oxitócicos y analgésicos, por lo que "puede ser usado como punto de partida para el inicio del análisis preclínico del efecto de estas plantas en patologías o condiciones específicas". Como anécdota científica, el alcohol que se usó en las pruebas es el mismo que la población de Ayabaca y Huancabamba extrae de la caña de azúcar.
"Una importante contribución
del conocimiento tradicional compartido a este estudio es el señalamiento no
solo de la función terapéutica o nutricional de la planta, sino también de la
estructura que se usa, formas de preparación, cantidad de uso y forma de
administración, que permitió orientar el análisis químico a realizar y sus
probabilidades de procesamiento", afirman Torres y Ganoza.
Aquí es necesario nombrar a
las mujeres y varones de la Asociación de Productores Conservadores de los
Páramos y Bosques de Neblina de Pacaipampa (ACOBOSPA) y de la Asociación de
Mujeres Protectoras de los Páramos de Huancabamba (AMUPPA) , quienes fueron
participantes del componente etnobotánico de la investigación: Pedro Ruiz,
Flavio Ruiz, Serafín Neyra, Juan Neyra, Berardo Neyra, Edwin Neira, Neptalí
Cruz, Sebastián Quinde, Duberli Neyra, Elías Huamán, Efraín Guerrero, Fortunato
Jaramillo, Francisco Neyra, Orlando Melendres, Noemí Neyra, Maximina Alberca,
Josefa García, Gloria Neira, Esterli Huamán, Cleofé Neyra, Rosa Murillo, Santos Ibáñez, Témpora Cruz y
Estela Cañizan.
Las conclusiones preliminares
también se presentaron en el V Congreso Latinoamericano de Plantas Medicinales,
que se realizó en La Paz, Bolivia, del 16 al 18 de agosto de 2017, y,
básicamente, validaron científicamente todo el conocimiento tradicional de las
comunidades de los bosques de neblina y los páramos de Piura, quedando por
determinar el potencial económico.
""Se obtuvo una relación de
154 ecotipos de plantas de las cuales 81% son de uso medicinal", sostienen
Torres y Ganoza. "Los principales usos medicinales son de tipo antibiótico,
depurativo, desinflamante, antigripal, analgésico, hepatoprotector, digestivos".
"En 22 especies analizadas se
identifican como compuestos bioactivos más frecuentes: taninos (14%),
compuestos fenólicos (13%), azúcares reductores (12%), cumarinas (12%),
saponinas
(11%), flavonoides (11%), esteroides y antraquinonas (9%)".
Y ésta es la base científica
del conocimiento tradicional, en esencia, ya que el conjunto de estos compuestos
provee todas las propiedades terapéuticas que son consistentes con las asignadas
por los agricultores. Y existe aún otro valor
añadido: el ecosistema endémico donde las plantas crecen. "Las bajas
temperaturas y elevadas altitudes del páramo influyen en la predominancia de
taninos y compuestos fenólicos", afirman los investigadores.
Pero, como lo advierten, aún
falta profundizar; y, por lo menos, como nos confió Fidel Torres, el escenario
es más fascinante de lo que creemos.
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