El error del conquistador
La relación de la Ciudad de Piura con el agua no ha sido una de las más positivas, y los desencuentros son tan antiguos como su fundación española.
CIUDAD DE PIURA - Se supone que el 15 de agosto de 1532, Francisco Pizarro fundó San Miguel, la primera ciudad de la corona española en Sudamérica, ubicándola en el pueblo tallán de Tangarará, extremo suroeste del distrito Marcavelica (Sullana), justo a orillas del río Chira (entonces Turicarami en lengua tallán).
Lo que prometía ser una
convivencia fructífera -la tierra era harto productiva-, pronto se transformó en
enfermedad: la malaria diezmó a la población inmigrante, la que decidió
alejarse del río.
En 1534 se trasladó unos 85 km
al SE, al pie del cerro Pilán, actual distrito de La
Matanza (Morropón), cerca de la hacienda Monte de los Padres y la quebrada
de Las Damas. Aunque el río Lengash corría cerca, esta vez la ciudad no se
colocó a su lado. Allí se habría nombrado Piura (se supone del quechhua
"pirwa" o granero), nombre que también se le dio al río. Prosperó unos 40 años hasta
que la sequía complicó la vida. Un grupo decidió mudarse unos 115 km al oO,
junto al mar, en el puerto de San Francisco de la Buena esperanza, fundado en
octubre de 1532.
Los renuentes a dejar Monte de
los Padres fueron forzados a cambiar de opinión cuando un poderoso evento El Niño, en 1578, les obligó a emprender curso oeste: "y
aparte se fueron por la pandemia de zancudos y el mal de ojos, que es en
realidad la conjuntivitis alérgica", explica el arqueólogo Daniel Dávila, quien participó en las excavaciones que en las
últimas dos décadas se han realizado en Piura La Vieja, como ahora se conoce al
segundo asiento de San Miguel.
Luego se consolidó una
población al centro de la bahía del Tayta (del quechua "señor, amo"),
supuestamente llamada así por la cercanía de un cerro de unos 380 metros de
altitud, al que se le atribuían poderes mágicos. El nombre se castellanizó como
Payta y al cerro
le pusieron Silla de Payta debido a su forma. Parece que tampoco fue buena
idea: los piratas no esperaban que la ciudad estuviera en condiciones, que la
saqueaban e incendiaban otra vez. Y éso sucedía constantemente.
En 1583, Payta huyó
masivamente unos 55 km al este, hacia el paraje conocido como el Chilcal, a la
orilla opuesta del pueblo llamado Tacalá. Por abastecimiento de agua dulce no habría que
preocuparse, en principio, puesto que el río Piura
no solo corría con un caudal razonable, sino que los indígenas tallanes lo
habían represado con sus técnicas de ingeniería, lo que fue aprovechado por el
virrey Toledo para reforzar la estructura con calicanto o mampostería que
consiste en unir cantos rodados con una argamasa de cal, tierra y huevos de
aves.
El
río Piura, que nace unos 250 km al E en Huarmaca (Huancabamba), se caracteriza por tener un caudal muy
reducido entre mayo y diciembre; pero entre enero y abril puede incrementarse un
poco... o puede incrementarse colosalmente si es que llueve extraordinariamente
en el norte peruano y el sur ecuatoriano, donde el Niño se manifiesta con mayor
intensidad debido a la intrusión de aguas cálidas ecuatoriales sobre las aguas
frías antárticas.
No hay información prolija
sobre la relación de San Miguel del Villar, como se renombró la localidad, con
el río Piura, aunque podría suponerse rastreando los peores eventos El Niño que
registra la historia de los conquistadores españoles en el Perú: 1578, 1616,
1720 y 1788.
Tras la declaración de
independencia peruana (1821), el evento regresó con fuerza en 1891 y 1925, años
que ahora los científicos señalan como una manifestación muy local llamada
Otro evento notable por su intensidad ocurrió en 1972, que llenó al tope la laguna Coscomba, ubicada en el lado SO del área metropolitana, ahora distrito 26 de Octubre. entonces Piura no estaba unida a La Legua, y según cuenta la gente que vivió esa época, el viaje en una góndola o microbús pequeño tenía que hacerse con cuidado bordeando la orilla. La Laguna Coscomba parece haber sido otro sitio en el que los tallanes almacenaron agua, y tiene cerca a la laguna Santa Julia. el declive de ambas comienza a sentirse desde la plaza Bolognesi, al lado sur del 'centro histórico' de Piura.
En 1972, el río Piura creció a tal punto que se desbordó. La Municipalidad Distrital de Castilla registra que las aguas llegaron el 16 y el 19 de marzo hasta la plazuela Luis Montero, situada a medio kilómetro del cauce tras inundar toda su ribera.
Los siguientes eventos notables fueron 1983 y 1998, cuando ya hubo un abordaje más científico. De hecho, es opinión generalizada que la ciudad estuvo mejor preparada cuando llovió torrencialmente en 1998, debido a las advertencias de los científicos.
Varios estudios entre
oficiales y académicos reiteran que el área metropolitana de Piura, ahora
conformada por las ciudades de 26 de Octubre, Piura y Castilla y el pueblo de La
Legua, está asentada sobre una telaraña de torrentes y quebradas. Por lo mismo,
el relieve urbano no es plano sino levemente ondulado con una altitud promedio
de 28 metros. Su punto más alto es una
colina sobre la que ahora está el colegio Vallesol, en la urbanización san
Eduardo, sector norte, distrito Piura; el más bajo es la zona urbana conocida
como Los Polvorines, sector suroeste, distrito 26 de Octubre, justo donde estaba
la laguna Coscomba.
Incluso sus principales
avenidas, como la Grau, son una suerte de drenes pluviales: a medida que se
aproxima al centro antiguo, la calzada va cuesta abajo alcanzando su mayor
depresión en el parque Miguel Cortés, a unos tres cuartos de kilómetro al oeste
del río Piura. Si hay dudas, puede comenzarse el recorrido desde la intersección
de Grau con avenida César Vallejo e ir en dirección al centro para
comprobarlo.
Además, la avenida Grau corre
a un nivel muy bajo hacia el óvalo del mismo nombre desde el atrio de la
Catedral de Piura, ubicada a menos de un cuarto de kilómetro al oeste del río
Piura. frente a ella está la plaza de armas, donde comenzó San Miguel del
Villar. Los españoles siempre acostumbraban planear su desarrollo urbano
partiendo de sus plazas de armas o plazas mayores.
De aquí al río hay solo dos
cuadras. Un puente colgante permite el paso a la otra orilla donde está la
ciudad de Castilla, la antigua Tacalá. Una de las cosas que llama la
atención del recién llegado es que el malecón actual que delimita la
canalización del cauce está casi a metro y medio por encima del nivel de la
calle. es el malecón Eguiguren, refaccionado tras El Niño de 1983, que hizo
'crecer' al río hasta conseguir un caudal máximo estimado en 3000 metros cúbicos
por segundo (m3/s). En 1998, llegó hasta los 4400 m3/s, su
mayor avenida registrada, la que destruyó el
puente Bolognesi, cuarto de norte a sur.
La ciudad pareció resistir
hasta que el lunes 27 de marzo de 2017, el río volvió a tomarla por
asalto. El sábado 25 de marzo, una
lluvia de 188 milímetros se registró entre los distritos de Buenos Aires y Morropón, en el valle del Alto Piura, unos 100 km al NNE de la
ciudad de Piura. ésto incrementó rápidamente el caudal del río, que a las 21:00
(0200 GMT del 26) inundó de inmediato la localidad de Pueblo Nuevo de Buenos
Aires, luego la de Carrasquillo [ver foto al inicio de esta historia], llegando
a borrar por varias horas al puente del
mismo nombre. La población vivió una noche de pánico mientras el agua ingresaba
a sus casas y campos de cultivo.
Al amanecer del 26 de marzo,
la 'ola' ya estaba debajo del puente Ñácara, justo al sur de la ciudad de Chulucanas
(Morropón), donde su cresta registró un caudal de 1700 m3/s hacia las 10:00
(1500 GMT), según datos del Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER).
Extraoficialmente, la
creciente viajó unos 50 km durante toda esa madrugada, tiempo suficiente para
que el COER se reuniera de emergencia. El gobernador Reynaldo Hilbck salió por algunos medios de comunicación y sus
redes sociales para advertir a la población de los valles del Medio y Bajo Piura
ante la creciente: defensas y alerta en las calles a ambos lados del río a su
paso por las adyacentes Piura y Castilla, e inundaciones relámpago en algunas
localidades rurales aguas abajo. Las autoridades inicialmente
estimaron que se trataría de 2700 m3/s una vez que llegaran a la
ciudad de Piura.
en un intento por proteger a
la población, el propio Hilbck supervisó el reforzamiento del dique del río
Piura en el distrito de Catacaos, unos 11 km al S de Piura. La corriente, para
entonces, ya comenzaba a dar pequeñas muestras de incremento. Antes del mediodía del domingo
26 la creciente ya estaba en la ciudad de Tambogrande,
40 km al NO de Chulucanas y casi la misma distancia al NE de Piura. Técnicos y
población cruzaron los dedos para que el caudal no rebasara los 2200
m3/s, sin éxito.
A las 16:00 (2100 GMT), 2900
m3/s de agua no solo pasaban frente a la ciudad, sino que la
inundaban en su lado sur y volvían a inundar por el lado oeste, aún vulnerable
tras
en Piura, las autoridades se miraban desconcertadas por el evidente fallo en el pronóstico. La presa Los Ejidos, ubicada apenas a 3,5 km al N de la plaza de armas de Piura incrementaba su caudal a razón de unos 100 m3/s cada hora, cotejando datos del COER. Volvió a alertarse que la capital departamental tenía que prepararse para una creciente fuerte, aunque no se detalló qué impactos causaría. Gran parte de la población, aunque conectada a la Internet por sus teléfonos inteligentes, o no prestó atención a la advertencia, o simplemente no la creyó.
Quienes se dieron cuenta del peligro prefirieron ponerse a salvo, y tuvieron todo el domingo para hacerlo. Una periodista cuyo padre fallecido iba a ser sepultado el 26 por la mañana en Castilla contó que varios invitados se excusaron de asistir diciendo que habían oído el alerta de creciente y habían preferido prevenir.
La mañana del 27, el agua
había escalado casi metro y medio de altura. El vecindario, compuesto por
familias de clase media alta se convirtió en el primer damnificado. No pasó ni una hora cuando el
río asaltó la orilla opuesta inundando el campus de la Universidad Nacional de Piura, justo en el extremo NO de la
ciudad de Castilla. Aulas, laboratorios, equipos, documentos quedaron barridos e
inutilizados por agua y limo, según contó el docente universitario y veterano
periodista Miguel Godos Curay.
De inmediato, la inundación
cubrió el centro comercial Open Plaza, el más concurrido y ppopular del área
metropolitana, dejándolo dos metros bajo el agua. Varias tiendas por
departamentos perdieron miles de dólares en mercadería. LA contigua urbanización
Miraflores corrió igual suerte. A duras penas se salvaron el Hospital Regional Cayetano
Heredia y el complejo en el que se ubica el colegio San Ignacio de Loyola, las ONG CIPCA y CARE Perú y los estudios de Radio Cutivalú, que se
mantuvo al aire todo ese día a pesar de que la inundación la llegó a
amenazar.
Cruzando la orilla opuesta, el
agua penetró por las rendijas entre los bloques de concreto que formaban la
defensa ribereña y cubrió un metro la parte baja de las urbanizaciones San
eduardo (donde se halla la sede del Gobierno Regional de Piura), el colegio Santa María, parte del
Barrio Norte, mientras que la otra parte se salvaba debido a una elevación del
terreno. La siguiente brecha asaltada
fue el malecón eguiguren: el centro de la ciudad de Piura llegó a quedar hasta
metro y medio bajo el agua, incluída la plaza de armas y el Centro Cívico, donde se halla el edificio
de la municipalidad.
A las 14:00 del lunes 27 (1900
GMT), el río Piura registraba 3400 m3/s. Tras inundar el centro histórico de
Piura tomó la depresión de la avenida Grau y fue rumbo al óvalo del mismo
nombre. "Avisa que se está inundando", advertía nuestro compañero Édgar del Solar, a quien la creciente sorprendió en ese
punto.
Esa noche, el agua rompió el
dique Dos Ánimas, en Catacaos, donde la
mañana anterior se buscaba proteger la ribera, inundando el 80% de la ciudad del
mismo nombre, que mayormente vive del turismo, y las localidades rurales de
Monte Castillo, Pedregal Grande y Chico, llegando hasta la base de la colina
donde se halla la fortaleza tallán de Narihualá.
Para el amanecer del martes
28, buena parte de los pueblos y campos de cultivo en la orilla y sus
inmediaciones quedaron bajo el agua, sus caminos cortados y miles de personas
sin más posesión que la ropa puesta.
Tras el incidente que habría
afectado unos 100 km de cauce y un aproximado de medio kilómetro a cada orilla,
a juzgar por las imágenes mostradas y testimonios de testigos y rescatistas,
mucha gente ha culpado a la falta de prevención, pero muy pocas personas han
señalado cuál fue la cadena de errores.
El consejero regional por
Piura, Hermer Alzamora, dijo que un factor que no se consideró, y que
está documentado en tesis universitarias, es la sedimentación del lecho, la que
pudo haberse acelerado con la creciente de este año. El fenómeno consiste en que
sobre la capa de sedimento que está al fondo de la corriente, la creciente le
incorpora una nueva capa y así sucesivamente hasta irla elevando. Por
eso apuntó que el caudal no debía ser el único indicador de alerta o de
tranquilidad, sino cuál era la profundidad del lecho.
en 2015, la administración del
presidente Ollanta Humala trató de dragar ríos, profundizar lechos y enrocar
riberas ante un evento El Niño anunciado para 2016 pero que nunca llegó como
lluvias torrenciales. El entonces ministro de Agricultura, Juan Manuel Benites,
dijo que de no haberse realizado tales obras, los daños serían
mayores.
El gobernador Hilbck mas bien
piensa que el río Piura excedió todo pronóstico: "Si pones dos litros de agua en
un vaso de un litro, entonces esa agua se te va a regar de todas formas", dijo a
la cadena de cable RPP. Se le
criticó por mantener a un alto asesor quien durante la emergencia del 27 sugirió
romper un dique e inundar el distrito Cura
Mori a cambio de salvar a Los Cocos del Chipe, idea que, según el ingeniero Jorge Reyes de la Universidad de Piura, no
hubiera servido porque el problema era la potencia del agua, no su
volumen.
El científico dijo al diario
Correo de Piura que urge desembocar al río Piura en el mar y no en el desierto
de sechura como pasa ahora. La siguiente pregunta para Reyes es cómo
rellenar al desierto si está 60 metros bajo el nivel del mar.
También es cierto que El Niño
es parte de la realidad geográfica e histórica de la costa piurana, en
principio. "Me parece una negligencia que sabiendo de eventos el Niño que
ocurren cada 50 años, no hayan mejorado los drenajes y sistemas de
alcantarillado", opina el arqueólogo Daniel Dávila.
Los estudios están en el
repositorio del Gobierno Regional de Piura, como pudo comprobar FACTORTIERRA tras hacer una simple búsqueda usando Google; además, están las fuentes históricas que podrían poner
en entredicho la habilidad de los militares españoles del siglo XVI para elegir
dónde fundaban sus ciudades.
Trujillo, la capital de La Libertad, ha vuelto a ser afectada
por el desborde de la quebrada San Ildefonso hasta por siete veces, destrozando
los mismos sitios, entre ellos el cementerio Mampuesto en el distrito El Porvenir. Nuevamente cadáveres y ataúdes llegaron hasta el
centro de la ciudad, como pasó en marzo de 1998.
Otra urbe famosa, Ciudad
de México, fundada sobre las ruinas de Tenochtitlan por Hernán Cortés en 1521, fue planteada sobre una red de islotes
dentro del lago Texcoco, el que los españoles secaron a punta de construírle
aliviaderos y destruírle diques pensados para contener inundaciones. Casi cada
30 a 40 años, luego de la ocupación ibérica, la capital del Virreinato de Nueva
españa fue arrasada por las aguas fuera de control. Hoy, las necesidades de
líquido elemento están absorbiendo el subsuelo y provocando el hundimiento de la megalópolis donde viven más de 20 millones
de personas.
Regresando a Piura, otra
ciudad fundada por un español, la Villa de la Santísima Trinidad de La Punta,
actual Sullana, tiene su centro histórico intacto, a pesar de su
cercanía con el río Chira. Incluso el centro histórico de El Príncipe, actual
Tambogrande, respondió relativamente mejor a la creciente del 27 de marzo
pasado. Su fundador no fue militar
sino religioso, el obispo de Trujillo, Baltazar Martínez de Compañón y Bujanda. ¿Su criterio respecto
a las crecientes habrá sido más acertado? Ahí están como prueba las propias
ciudades.
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