Los Peroles de Las Palmeras de Yaranche
Otro lugar para ser uno más con la Naturaleza…y el agua.
Por Marco
Flores, Marco
Paulini y Nelson
Peñaherrera
Todas las fotografías por Marco
Flores y Marco Paulini.
TAMBOGRANDE, Piura - Uno de los sonidos de la Naturaleza con el poder de tranquilizar la mente, incluso sin ver de dónde viene, es el agua cayendo en cascadas y abriéndose paso en su propio cauce.
En Las Palmeras de Yaranche, la quebrada de San Francisco ha
creado un paraje donde no basta el sonido del agua cayendo en pequeños
desniveles, sino que ha formado un anfiteatro natural que permite observarla y
escucharla tanto desde lo alto, como desde primera fila. Si te sientas en la
orilla y te concentras en el sonido, te deleitarás con una estereofonía que
difícilmente encontrarás en una sala de proyección. Si le añadimos el trino de
los pájaros que viven y vuelan entre los algarrobos, tendrás la mejor
experiencia de sonido enmvolvente que debe ser la envidia de cualquier
ingeniero.
Si abres los ojos, entre
el celeste del cielo (cuando está despejado), el ocre de la arena en la parte
más alta, el degradado errático de la piedra que va del gris al amarillo, el
verde de la vegetación y la transparencia del agua donde consigue reposar tras
caer para luego seguir quebrada abajo, tendrás una experiencia en alta
definición de eterna última generación. Y falta añadir los cambios cromáticos
conforme se mueve, aparece o desaparece el Sol.
Geomorfología para aficionados
Los Peroles de Las Palmeras de Yaranche es uno de los sitios turísticos que fue fabricado de forma natural para disfrutarse enfocado en el poder del agua, en principio como un modificador del paisaje, pero en un plano más sublime como uno de los elementos con una intuición artística y arquitectónica al aire libre que difícilmente se pueda imitar.
El conjunto de los peroles
está integrado por pequeñas cascadas que van creando fuentes escalonadas hasta
el nivel más bajo, donde ha labrado una especie de piscina que podría tener
hasta 40 metros de diámetro y dos metros en su punto más profundo, y siempre
que el caudal de agua sea regular.
Todo está trabajado en
roca entre sedimentaria hacia el centro de la corriente e ígnea a los costados.
De acuerdo a estudios geológicos que se vienen haciendo durante los últimos
cuarenta años en todo el distrito de Tambogrande, la explicación más lógica de
este lugar se debe a alguna masa incandescente que fue aflorando hasta la
superficie donde se enfrió, quizás hace 100 a 66 millones de años, por lo
menos, durante el Cretácico superior, la
última etapa de la Era Mesozoica o antiguamente llamada Era Secundaria. Este
dato tiene que ser localmente corroborado por algún estudio geológico.
el resto lo hizo la quebrada de San Francisco, un afluente del río Piura, fracturando la roca conforme fue bajando durante millones de años. Actualmente el curso de agua es utilizado por el reservorio de San Lorenzo (Las Lomas) como un aliviadero natural, así que el caudal dependerá de cuánto líquido se envíe desde allá.
Los peroles se ubican
justo donde la quebrada desvía su curso norte-sur por un trazo
noroeste-suroeste, a un kilómetro al sur del caserío de Las Palmeras de
Yaranche, en la jurisdicción del centro poblado (sector) de Tejedores, el que a su vez se ubica
a unos 25 km al noreste de la ciudad de Tambogrande. Tampoco hay un estudio geodésico, pero es
probable que la altitud del conjunto esté entre los 90 y los 100 metros.
Acceso y administración
Se puede llegar desde Piura o Sullana tomando como escala a la ciudad de Tambogrande, o yendo directamente a la localidad de Cruceta, mediante el ramal andino de la Carretera Panamericana Norte. Allí se toma la salida a Tejedores, doblando hacia la derecha, teniendo cuidado de los letreros que indican dónde desviarse nuevamente a la izquierda y avanzar hasta el letrero de bienvenida. Desde Cruceta, el camino es afirmado.
Desde Chulucanas, se toma la carretera hacia Tambogrande, se cruza la quebrada de San
Francisco, se avanza medio kilómetro hasta Cruce
de Vega (la ruta es asfaltada); se desvía a Palominos y se toma el camino de
23-5, se pasa Pueblo Nuevo de Tejedores y se llega hasta el letrero de desvío,
se dobla a la derecha hasta llegar al letrero de bienvenida (el tramo está
afirmado). Aunque existen autos y mototaxis que pueden hacer la carrera, se
sugiere tener una movilidad propia para evitarse esperar mucho tiempo hasta
conseguir un transporte.
Como gran parte de la zona
no irrigada del distrito de Tambogrande, el sitio turístico está rodeado, mas
bien incrustado, en el ecosistema del bosque seco ecuatorial. Muchos de los ejemplares
son algarrobos que ahora están siendo
conservados por la población organizada. "La gente viene a bañarse aquí
hace cincuenta años", cuenta la tenienta gobernadora de Las Palmeras de
Yaranche, Flor Sánchez. "Y hace más de diez años decidimos organizarnos en
un comité para administrarlo".
Lo primero que hicieron fue cercar cuatro hectáreas alrededor de las fuentes, que hoy se conoce como el Área Turística de Los Peroles de Las Palmeras de Yaranche; conforme han pasado los años, le fueron delimitando zonas de recreo, accesos con escaleras, servicios higiénicos, vestidores y hasta un mirador. Las obras fueron financiadas por la Municipalidad Distrital de Tambogrande.
"Comenzamos unas once
personas y ahora somos más de treinta que nos repartimos responsabilidades como
limpiar, cuidar el sitio y vigilar que los visitantes estén seguros",
explica el vice presidente del comité, Gilberto Juárez Nima.
El lugar está abierto
todos los días desde las ocho de la mañana hasta las seis de la tarde. El
acceso por persona es de dos soles o sesenta centavos de dólar al cambio
actual. Con la ayuda de las Rondas Campesinas y el patrullaje semanal de la
Policía Nacional del Perú, es posible llevar movilidad propia y dejarla
estacionada sin riesgo a hurtos.
Potencial pendiente
"Al inicio cuando no estábamos organizados, la gente venía y habían muchos robos y asaltos; pero ahora que ya hemos tomado control del lugar, no tenemos ninguno de esos problemas", asegura Juárez.
Incluso la ocurrencia de accidentes por
ahogamiento es muy rara, y éso que no hay un servicio de salvavidas. De
hecho, aún falta implementar una cadena de servicios que aumenten la
autosostenibilidad no solo del sitio, sino del caserío, puesto que podría crear
un circuito de trekking de baja dificultad con el vecino cerro Yaranche,
e incluso con el sector de Tejedores, donde se hallan otros lugares de interés
como el Puente de las Lisas o el algarrobo longevo de Carrizalillo.
Es posible acampar en los peroles, y la
seguridad está garantizada previa coordinación con el comité y con las Rondas
Campesinas. Justo en la entrada del sitio se ofrecen almuerzos típicos a
precios muy por debajo de lo que cobran los restaurantes de Tambogrande, Piura
o Sullana, pero con un esmero en la preparación y un sabor que tranquilamente
puede competir con ellos.
Aunque habría que indicar que, debido a que los peroles están relativamente alejados de la población, mucha vida salvaje lo usa para alimentarse o tomar agua. Hemos detectado un pato silvestre, un martín pescador y hasta una culebra conocida como macanche, así que toma tus precauciones para no tener ningún accidente con estos especímenes.
Por cierto, para un poblador citadino, no hay
espectáculo más intrigante que ver las cabras de los campesinos salir confiadas
a pastear por el lugar desde la mañana y regresar a sus corrales al atardecer.
Nadie las pastorea, pero todo lugareño sabe dónde puede encontrar la que
faltara en el rebaño si no acierta a regresar: donde uno menos lo piense,
siempre hay alguien que está vigilando.
Dato adicional: artistas plásticos tienen aquí
demasiados motivos de inspiración. Igual con quienes aman la fotografía, la
sonoplastía o el cine.
Entonces, a nivel de cadena de valor, hay
muchas cosas que la comunidad puede hacer para que la experiencia del turista
pase de sorprendente y relajante a altamente satisfactoria, y atraer no solo a
quienes quieren refrescarse en sus aguas, sino quienes desean hacer algo de
deporte de aventura (escalada en roca, remo, trekking), o ecoturismo puro, o
hasta sesiones de meditación con el entorno natural y el sonido del agua como
protagonista.
Y esa conexión espiritual es realmente fortificante. Tras sentirse uno más con la Naturaleza, los patrones de sueño parecen regularse, los problemas parecen ser menos pesados, y la dimensión humana se enriquece con mucha humildad y gratitud. Demasiados beneficios para un solo lugar. Dependerá de ti encontrar el que mejor te llene.
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