El precio del mercurio

Un remedio mágico del pasado se volvió una amenaza a la salud pública de nuestros días.

 

 

Por Kathy García

 

 

    


    La palabra mercurio proviene del latín hydrargirium, que significa plata líquida. Por eso se adoptó Hg como su símbolo químico. Los alquimistas medievales lo llamaron plata rápida o azogue, como se le conoce hasta la actualidad en algunas comunidades de los Andes ecuatorianos, peruanos y bolivianos.

 

 

El mercurio existe en tres formas: elemental, inorgánico y orgánico (metilmercurio), el que ha sido reconocido como veneno por cerca de dos mil años.  Ffue ampliamente usado como medicina hasta hace solo tres cuartos de siglo, cuando su uso fue prohibido debido a su toxicidad en las personas adultas.

 

 

La industria usa el mercurio en termómetros, termostatos, barómetros, baterías y otros productos. Se solía usar para los empastes en las amalgamas dentales, pero diversas normas a nivel mundial han rreducido o eliminado su concentración. Los efectos en el cuerpo humano por exponerse a este metal son variados, pero la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos alerta que el metilmercurio puede causar cáncer. Todos los tipos de mercurio son fácilmente absorbidos por nuestros tejidos y transportados eficazmente por nuestra sangre.

 

 

La vida del mercurio está rodeada de misteriosas acciones curativas, magia, misticismo, dolor, tragedia y muerte. Las antiguas civilizaciones como la china, la inca y la azteca usaron el mercurio metálico como remedio para curar problemas crónicos del estómago. Hay evidencias de que algunos lugares de México y Perú siguen usando el mercurio como remedio. 

 

 

Por cientos de años, sin darse cuenta de su poder venenoso y mortal, la santería vudú lo usó para exorcismos y otorgamiento de fuerza mística, tal como se ha detectado en comunidades afrodescendientes de los Estados Unidos, Cuba, Haití, Brasil y hasta Perú.

 

 


    Choropampa

El 2 de junio de 2000, un camión de la transportista RANSA esparció accidentalmente mercurio orgánico en un tramo carretero de unos 20 kilómetros, afectando principalmente a los pueblos de Magdalena y Choropampa, en Cajamarca. El mercurio pertenecía a Minera Yanacocha, una alianza de riesgo compartido de Newmont Mining y Buenaventura, con una participación mínima del Banco Mundial.

 

 

El día del derrame, algunas madres colgaron trozos de mercurio como collar en los cuellos de los niños para “que no se enfermen”; como resultado, las criaturas tuvieron problemas neurológicos y su salud se deterioró cada día.

 

 

Alrededor de un millar y medio de personas en la ruta de Magdalena y Choropampa experimentaron problemas de salud crónicos: jaquecas, pérdida de visión, enfermedades de la piel, dolores del páncreas, pérdidas de sangre, debilitamiento de los huesos y fallas del hígado, fatiga, un aumento considerable de abortos espontáneos, desórdenes nerviosos y problemas respiratorios.

 

 

Consuelo Chuquituco tuvo un dolor severo en el páncreas y rehusaba ver a la gente, vivía con una depresión profunda. Enrique Cerquin estuvo hospitalizado en Lima con deformidades y temblores, incapaz de comer por su cuenta.  Rosaura Cuenca tuvo tumores en sus pies y sufría fuertes dolores de cabeza. Lot Saavedra, el depuesto alcalde de Choropampa, sufría del riñón; además, tenía un juicio por protestar bloqueando la carretera de Cajamarca a Lima en 2001.

 

 

La cobertura médica limitada pagada por Yanacocha expiró en diciembre de 2005 y el futuro de las víctimas fue incierto. La minera obligó a los lugareños a firmar compensaciones por las que la liberaban de cualquier responsabilidad por posteriores síntomas o deterioro de la salud.

 

     


    

 

 

Comparando síntomas de envenenamiento por mercurio en niños y niñas

 

Choropampa, Caj.

  • Pérdida o deficiencia del lenguaje
  • Aislamiento social, depresión,
  • Reducido contacto visual (este elemento puede ser cultural)
  • Pérdidas del conocimiento (desmayos)
  • Problemas al dormir
  • Problemas en la conducta (irritabilidad o demasiada timidez)
  • Pérdida de apetito con pérdida de peso
  • Acrodynia, adormecimiento de las piernas, paresthesias
  • Signos iniciales de anormalidad del riñón         

 

Estudios anteriores

  • Pérdida o deficiencia del lenguaje
  • Aislamiento social
  • Reducido contacto visual
  • Pérdidas de conocimiento (desmayos)
  • Problemas al dormir
  • Problemas de conducta
  • Pérdida de apetito con pérdida de peso
  • Acrodynia, adormecimiento de las piernas, parestesias
  • Signos iniciales de anormalidad del riñón

 

Recopilado por Cathy García. Elaborado por bioespacio (FACTORTIERRA).

 

 


    Daños irreversibles

La ciencia ha establecido que aunque cantidades pequeñas de mercurio pueden ser expulsadas en la orina, la mayoría del mercurio iónico u orgánico se acumula en el cuerpo, principalmente en el cerebro. 

 

 

Debido a su solubilidad (75% a 85%), se absorbe rápidamente a través de los pulmones y los glóbulos rojos y las neuronas, generando daños neurológicos irreparables, tos, tirantez del pecho, problemas respiratorios, malestar estomacal, náuseas, vómitos, diarrea, incapacidad de drenaje renal, retardo del aprendizaje, lenguaje deficiente, irritaciones de la piel, tumores, debilidad, deformidad de músculos, parálisis, pérdida de la memoria, dolores de cabeza, timidez y pérdida de confianza, insomnio, pérdida visual, alucinaciones y pérdida de oído.

 

 

Los niveles de mercurio se miden en la sangre, la orina y el pelo. Dentro de la sangre puede mantenerse por tres días, por lo que los análisis para detectarlo deben hacerse en forma inmediata.  

 

 

En Choropampa y Magdalena, los exámenes se hicieron hasta tres semanas después, cuando los niveles en la orina y la sangre tienen poca correlación con los síntomas del envenenamiento. Esto se debe a que el metal se impregna rápidamente en las células de los órganos y se inmoviliza. Por eso, Yanacocha utilizó este detalle para minimizar la intoxicación masiva en Cajamarca.

 

 

En la zona, centenares de niños tienen deficiencias de aprendizaje. Los tres hijos de Rocío Guzmán recogieron el mercurio con una cuchara, lo probaron y se lo llevaron a su hogar para jugar. Todos se envenenaron (la madre incluida) y se mantuvieron hospitalizados por dos meses. Mientras convalecía, Rocío decidió que era hora de dejar el pueblo y se estableció en la ciudad de Cajamarca.

 

 

Tras la firma de los acuerdos de compensación, Yanacocha dijo que el caso está cerrado y la gente ya fue indemnizada. En los Estados Unidos y Europa, muchas corporaciones siguen asumiendo el tratamiento de miles de personas intoxicadas con mercurio; mientras en Perú, las personas que han denunciado estos casos han sido acusadas por el Gobierno de promover el terrorismo.

 

 

Con investigaciones de Stephanie Boyd en Piura, Nelson Peñaherrera en Lima e Iván Salas en Cajamarca. La Sala de Redacción en Sullana contribuyó con este informe.

Versión original: ©2005 Cathy García Adaptado por FACTORTIERRA, 2020.


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