Baile de esferas
El cielo no es sólo parte de nuestro ecosistema; es un inquieto artista que no deja de sorprendernos.
Lima – Durante mucho tiempo, cuando
el mundo quería encontrar respuestas, miraba al cielo, y lo único que hallaba
eran prodigios que lo aterraban en vez de esperanzarle. De ese modo, durante
mucho tiempo cometas, estrellas fugaces, halos, auroras y eclipses han tenido
una connotación muy nefasta: reyes a punto de morir, grandes derrotas,
hambrunas y sequías. La ciencia aportó el componente más racional al tema: todo
era simples comportamientos físicos sencillos (bueno, a su nivel) de explicar.
Aunque muchos interpretaron el eclipse del 8 de
abril de 2005 –doce horas antes el Papa Juan Pablo II había sido sepultado en
Ciudad del Vaticano—como una señal de lo que podría venir en la Iglesia
Católica, uno de los grupos de poder más grandes del planeta, otros no
resistieron la tentación de parar todo, correr a las ventanas y observar el
fenómeno.
Un eclipse se produce cuando un astro se
interpone ante otro, impidiendo su visibilidad, dependiendo de la ubicación de
quien observa el fenómeno. En este caso, el eclipse de sol se produce cuando la
luna pasa delante de nuestra estrella madre, y al proyectar su sombra sobre la
tierra, da la impresión de ocultarle total o parcialmente.
Existe también la posibilidad de que la órbita de la luna esté tan lejos, que su cono de sombra no se afirme totalmente sobre la tierra. Entonces, quien observa verá que el disco lunar no cubre totalmente al sol, sino que deja ver como un anillo; por eso, ese tipo de eclipse se llama anular.
Hay por
lo menos un eclipse solar por año y otros tres lunares (en este caso, la tierra
se interpone entre la luna y el sol, y, lógicamente, sólo se observa de noche),
varios de ellos tan breves o de poca importancia que sólo se anuncian entre la
comunidad científica. Pero cuando ya se trata de un corredor de sombra más
grande –el eclipse de abril de 2005 comenzó en Anchorage, Alaska, y terminó
sobre la selva del Brasil—, la cosa se anuncia y se busca que todos contemplen
esta maravilla de la naturaleza.
En Lima,
el eclipse pasó desapercibido como en casi todo el país. A veces los mejores
espectáculos sólo se dan en la naturaleza. A continuación, un resumen del eclipse
total de sol del 11 de julio de 1991, transmitido por la cadena mexicana
Televisa.
Y éste es el eclipse anular de Sol de 1995,
transmitido desde el área metropolitana de Piura por la cadena América
Televisión:
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reservados.
De los videos:
© 1991 Televisa S.A. de C.V. Derechos reservados.
© 1995 Compañía Peruana de Radiodifusión S.A.
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