¡Visita Miraflores Alto!

La vida y el paisaje de uno de los caseríos en Tambogrande al pie de la Cordillera de los Andes. 


Fotografías por Freddy Juárez





 TAMBOGRANDE, Piura 20200
- Es uno de esos pueblos que está justo donde la parte plana de la costa acaba y la Cordillera de los Andes se eleva, ya, sin disimulo alguno, y donde el bosque seco que lograba salvar algunas colinas y bañarse en pequeñas quebradas, ahora escala con firmeza cubriendo la tierra arcillosa del cerro.


El caserío Miraflores Alto se encuentra a poco más de una hora en auto o en motocicleta desde la ciudad de Tambogrande, su capital distrital, y a unos 20 minutos usando el mismo tipo de vehículo desde Tejedores Bajo, el centro poblado más próximo, del que está a nueve kilómetros y del que depende administrativamente. También es parte de la cooperativa Malingas Alto, donde el ecosistema predominante es el bosque seco ecuatorial, que solo permite agricultura de secano y ganadería en la medida en que haya mucha agua subterránea y mucho pasto, respectivamente.

Los habitantes cuentan que el pueblo se formó en la década de 1960 debido a la migración desde los Andes, probablemente la vecina comunidad de Huabal, distrito de Sapillica (Ayabaca). Dice la tradición local que el nombre provino de la flor conocida como chabela o vinca de Madagascar (Catharanthus roseus), que se extendía por las riberas de la quebrada Miraflores antes de la fundación del pueblo.

Aprovechando ese agua que nace en la comunidad de Chachacomal (Sapillica), se establecieron aquí para dedicarse a la agricultura, aunque inicialmente no se hablaba de un Miraflores Alto o un Miraflores Bajo; la división vino en 1974 por criterios puramente organizativos debido a la considerable cantidad de gente (para un pueblo), fijando la corriente de agua como límite.

La quebrada lleva agua todo el año, aunque escasea entre setiembre a diciembre, coincidiendo con la primavera austral. Junto con la quebrada El Chilco, hace posible la producción agrícola sobre un suelo franco arcilloso, aunque la calidad del líquido se vio amenazada hace algunos años atrás debido a que la minería ilegal buscó establecerse en los pueblos alrededor y en la parte alta del cerro, ya en Sapillica.

Eventualmente, la población y las autoridades lograron mantener a los mineros ilegales a raya, pero la amenaza es latente.


El problema de la escolaridad

Y con el pueblo de Miraflores Alto ya fundado también se creó la escuela primaria local 15220, en la que un solo docente atiende a los seis grados de este nivel. Está afiliada al Programa Educativo Rural Fe y Alegría 48 (PERFYA 48), que se ubica en el centro poblado Malingas. Según su propio registro, solo atiende a once niños y niñas. En mayo de 2017 se creó un programa no escolarizado de educación inicial que depende de la Municipalidad del Centro Poblado Tejedores, y atiende a siete niños y niñas entre tres a cinco años de edad.

Según el diagnóstico de la escuela primaria local, solo uno por cada diez habitantes de Miraflores Alto lee, escribe y resuelve operaciones aritméticas básicas: "la mayoría de la población adulta solo tiene estudios primarios", afirma.

El mismo documento sostiene que hay mayoría de mujeres respecto a los varones (a nivel del departamento de Piura es 51% de mujeres contra 49% de varones según el Censo de 2017). Muchas de ellas forman parejas y tienen hijos aún cuando adolescentes, lo que las obliga a truncar sus estudios; también son evidentes las madres solteras, por lo que la escuela primaria, el PERFYA 48 y otras entidades se están enfocando en educar sobre equidad de género y planificación familiar.

A pesar de ésto, persiste la costumbre de conformar familias sin consentimiento parental, cuando los enamorados acuerdan escapar a la casa de los padres del chico, para luego "negociar" el matrimonio con los padres de la chica.



Geodesarrollo

La población de Miraflores Alto asegura que su aire es limpio y lo atribuye a la cubierta de bosque seco que aún conserva. No hay mediciones que confirmen los niveles, pero la explicación es empíricamente consistente.

El clima es mayormente cálido entre enero y marzo (durante el verano austral), frío con niebla y algunas lloviznas entre junio a agosto (durante el invierno austral), y templado entre setiembre a diciembre (durante la primavera austral). Las condiciones podrían estar marcadas por el hecho de ubicarse al pie de la Cordillera de los Andes y a una altitud de 206 metros.

Aunque no hay un inventario biológico especializado, la comunidad se reconoce biodiversa pero hace falta un estudio más profundo. Su flora está compuesta por arbustos como: borrachera, cuncún, escoba de flor blanca y verde, hierba santa, hierba luisa, cardo, overal y el  checo o choloque; además árboles como: algarrobo, palo santo, zapote, palo blanco y charán.

la fauna identificada también revela una interesante diversidad. Entre los reptiles están:  macanches, guayasas, cascabeles, iguanas o pacasos y corales. Entre los mamíferos destaca el llamado león, aunque no está claro si la gente se refiere al puma o al gato montés; también están el venado, el zorro y el zorrino o añás. Entre las aves se cuentan a los patos silvestres, los pericos, horneros o chilalos, huacos o huerequeques, zoñas y palomas. Los peces apenas si tienen a la tilapia como especie representativa, y podrían desaparecer en tanto desaparecen las lagunas donde suelen vivir.

En Miraflores Alto, siete por cada diez habitantes se dedican a la agricultura y los tres restantes a la ganadería. La mayor parte vive en un mismo domicilio donde se puede encontrar a los abuelos, los padres y los hijos, y hasta los hijos de los hijos.

El limón es el cultivo más destacado y se obtiene todo el año; además se produce mango entre noviembre a marzo. Adicionalmente hay arroz, pero sujeto a la disponibilidad de agua. Se cultivan en menor escala: ciruela, plátano, yuca, papaya, huaba o pacay, guanábana, lima, naranja, mango ciruelo o taperibá; también: frijol de palo, zarandaja, maíz, camote, ají, albahaca, tomate, cebolla y menta.

Quienes se dedican a la ganadería crían cabras, cerdos y aves de corral. También es posible ver vacas. Estos animales son mayormente destinados para el autoconsumo mientras que sus excedentes se venden, lo que no representa mayores ganancias -hasta lo que FACTORTIERRA pudo saber- debido a que no se han desarrollado las capacidades necesarias. La buena noticia es que todas las familias del caserío crían sus animales.

Miraflores Alto produce queso de cabra, pero no se vende a gran ni a mediana escala. Lo cierto es que la actividad comercial es reducida. Algunos pobladores venden directamente en los mercados de Cruceta, distante a unos 16 km, y de Tambogrande, distante a unos 25 km, o comerciantes de ambas ciudades acuden hasta Miraflores Alto para comprar al propio productor. Cuando no se puede vender o comprar, se recurre a una vieja transacción: el trueque o intercambio de alimentos entre vecinos o entre los pueblos alrededor.







Geocultura

Al interior del caserío, hay organizaciones sociales de base que coordinan con instancias de gobierno la aplicación de diferentes programas de apoyo social, en tanto que los propios pobladores utilizan prácticas heredadas del periodo prehispánico, como el trabajo comunitario o minga, el que es convocado por la máxima autoridad del pueblo: el teniente gobernador.

Si la gente se enferma, no tiene un puesto médico que les auxilie en el pueblo; tiene que salvar como sea los nueve kilómetros que le separa de Tejedores Bajo, donde sí hay uno dependiente del Ministerio de Salud.

Mientras tanto, Rosa Villegas, la partera de Miraflores Alto, sigue trayendo al mundo a la nueva ciudadanía, en tanto que las plantas medicinales prescritas por la tradición oral siguen resolviendo el resto de condiciones de salud, preparadas como infusiones: el overo contra la inflamación;  la hierba santa, el cuncún y la albahaca contra la vergüenza o mal de ojo (conocido en esta parte como chucaque); los dolores de estómago y de oído se alivian con paico, orégano chino y menta; con hierba luisa, sábila o aloe vera, gotitas de limón y eucalipto se trata la gripe; y el llantén desinflama las heridas.

Las viviendas se siguen construyendo con adobes o ladrillos de barro mezclado con hierba seca, sin cocer, todos de manufactura local. El total de las viviendas ya tiene servicio eléctrico y desde 2018 ya tiene agua a domicilio y baños, aunque el abastecimiento del líquido es restringido, razón por la que aún la gente debe acarrearla desde la quebrada a lomo de bestia o a pura tracción humana.

Sin embargo, la gente disfruta de televisión de paga por sistema directo-al-hogar (DTH, por sus siglas en inglés), mientras que el servicio celular es complicado debido a la geografía local.

93 por cada 100 habitantes son católicos y su principal fiesta se celebra el 4 de octubre, dedicada a la Virgen Santísima. Los cultos congregan a esta parte de la gente en su propia capilla, y los actos corren por cuenta de una hermandad de feligreses. El resto de la población es cristiana evangélica.

Aún así, hay reminiscencias rituales mágicas que se pierden en el tiempo, como el uso de la oración con unas tijeras o un cuchillo como accesorios para curar el mal de ojo, además de las plantas medicinales. Si canta el huaco o huerequeque, la gente entra en alerta porque es augurio de que alguien fallecerá.

La dieta local, como se dijo arriba, depende de lo que la tierra produce y se complementa con las crianzas en casa. Los fideos y la conserva de atún en lata son los pocos alimentos manufacturados que llegan desde la ciudad. La papa también es altamente apreciada aquí.

La gastronomía local es atractiva: zango (trigo molido frito) con carne de cerdo, mote (maíz pelado cocido)  con carne de cerdo, tortillas con queso, estofado de cabrito (carne caprina tierna)con tamales; y para beber, la ancestral chicha de jora.

Con suerte aún es posible ver niños con el pelo largo y peinado en trenzas, las que son cortadas en una fiesta llamada landas: si deseas cortar una de ellas, deberás dejar dinero a la familia; lo mismo pasa con el primer corte de uñas a los bebés de la casa. También se conserva el echamiento de agua, una especie de bautismo doméstico a todo lo nuevo, como recién nacidos o construcciones recién edificadas.

"Tenemos que preservar esta riqueza", insta el director de la escuela primaria local y único docente de la misma, Freddy Juárez García. Una de sus preocupaciones es conservar el bosque seco que tapiza el cerro Licamancha, en cuya base está Miraflores Alto, debido a que podrían existir algunos ejemplares de puma y venado gris.

Al menos se sospecha la existencia de pumas porque a veces aparecen cabras muertas con evidentes signos de depredación. Algunas personas quieren vengarse de los felinos, pero la venganza podría extinguirlos de la zona. La pregunta es si todas las especies pueden encontrar su propio espacio sin afectarse entre sí. Cuestión de seguir investigando.









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