Los nuevos amigos de las alturas

El capital del proyecto minero Río Blanco dejó de ser puramente británico y pasó a ser mayormente chino.

 

Por Nelson Peñaherrera Castillo

 


EL CARMEN DE LA FRONTERA, Piura –
Mientras Monterrico Metals seguía preparando el estudio de impacto ambiental para su proyecto minero Río Blanco, se anunció su adquisición por una corporación china. El trato se cerró el 2 de febrero de 2007. La empresa, con base en Londres, guardó mucho hermetismo a los medios locales, que no ocultaron su sorpresa por la transacción.

 

Por esos días, la única actividad pública de la minera fue la inauguración de una escuela en el caserío Lucho, distrito de El Carmen de la Frontera, en la que proponían “educar para la paz”. La invitada al acto protocolar fue una delegación de la Universidad Católica del Perú, cuyo Centro de Conciliación, a criterio de las Rondas Campesinas de la zona, había abogado por la empresa en vez de mantenerse en un punto imparcial.

 

Afuera de la escuela, comuneros y policías discutieron fuertemente. Los primeros alegaron que nunca fueron consultados para edificar la obra. “¡Preséntennos a los dirigentes!”, desafiaba uno de los policías. “¡Todos somos dirigentes!”, contestaron desde la multitud.

 

De regreso en Londres, quienes apoyaban a Monterrico estaban desconcertados porque ignoraban qué rol iban a jugar en esta nueva configuración. La empresa había pasado a ser parte de Zijin, una corporación minera con base en Hong Kong, China. Los opositores al proyecto Río Blanco, tras la sorpresa inicial, hallaron el argumento perfecto para demostrar que la empresa británica nunca iba a operarlo por si sola.

 

“Nosotros sabíamos que ellos terminarían vendiendo”, opinó el consultor Luis Ginocchio, entonces radicado en la ciudad de Piura. La compra no se hizo de forma directa; de hecho, los jefes de ambas empresas nunca se vieron la cara, pero había la insinuación de que Richard Ralph, el gerente de Monterrico, sabía de la negociación desde octubre de 2006, cuando la empresa fue puesta en venta.

 

En la compra, HSBC representó a Monterrico y BNP Paribas a Zijin. El acuerdo se cerró por alrededor de 200 millones de dólares mediante el que el consorcio chino adquiría la mayoría de acciones de la británica. Zijin lo consideró un negocio redondo debido a que enero de 2007 fue un mes favorable para la acción de Monterrico en Londres, que se fortaleció tras la operación.

 

Ciertos círculos británicos de negocios, de tendencia más conservadora, no vieron la venta con buenos ojos debido a que Ralph fue embajador del Reino Unido en Perú. Añadieron su temor de que China busque acaparar el mercado mundial de recursos naturales. Dijeron que inversiones chinas en el sector extractivo habían creado problemas en ciertas naciones africanas y que tales gobiernos se habían enfadado con su presencia.

 

Sus pares estadounidenses, desde entonces, ya mostraban incomodidad con las inversiones chinas al punto que el gobierno federal bloqueó opciones de compra en empresas de semiconductores y partes de computadora. En Latinoamérica, Venezuela y Cuba, de tendencia socialista (como China), tampoco dijeron nada a pesar de repetir el discurso opuesto a la intervención de capitales extranjeros en proyectos de inversión nacional.

 

Las partes involucradas en el caso, mientras se recuperaban de la noticia, se acusaron mutuamente de influir al campesinado de El Carmen de la Frontera ejecutando proyectos de diverso tipo: los promotores del proyecto minero decían que las ONG ttrataban de financiarse de alguna manera, los opositores decían que la minera estaba violando tradiciones y derechos de las comunidades.

 

En ese orden de cosas, el entonces líder juvenil Audilio García, quien había participado en una campaña de incidencia de FACTORTIERRA sobre el caso Río Blanco, denunció que la minera estaba contactándolo a través de un amigo para darle trabajo. García se rehusó. En el medio, el campesinado reaccionaba agresivamente frustrado porque no conseguía expulsar a Monterrico de su territorio comunal.

 

Con informes de Irina Mauricio. ©2007, 2021 Asociación Civil Factor Tierra. Todos los derechos reservados.

 


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