El secreto de su compost

¿Cómo arrancó y paró la primera planta de procesamiento para residuos sólidos en todo Piura?

 

Por Nelson Peñaherrera Castillo. Fotos por Simón Garragate.


 




SULLANA, Piura –
Un camión cisterna llega nuevamente a un buzón en la salida de la ciudad de Bellavista hacia El Cucho. Contiene agua residual del proceso del calamar gigante o pota, que se realiza en la Zona Industrial. La Municipalidad Provincial de Sullana (MPS) reconoce que el equivalente a 70 vehículos  de tal tipo (unas 30 toneladas cada uno) eliminan aguas residuales al río Chira a través de ese hueco. Esto significa 2,1 millones de litros cada veinticuatro horas.

 

“Es rica en amoníaco y nitrógeno”, me explica el administrador de una de las procesadoras. El líquido apesta, pero ni técnica ni legalmente está contaminando. Una porque se trata de un fluído enriquecido, dos porque el Código Penal peruano no reconoce al hedor como causal del delito de contaminación.

 

Pero, las cosas cambian cuando todo el vertido se pierde en el buzón. Su destino final es el río Chira, que represado frente al área metropolitana de Sullana para dar agua al campesinado de los distritos de Marcavelica, Ignacio escudero y la provincia de Paita, se ha convertido en la laguna de aguas servidas más grande de la costa del Perú.

 

La Autoridad Nacional del Agua verificó que tiene 266 mil coliformes termotolerantes por mililitro (el límite máximo para la Organización Mundial de la Salud es mil), lo que significa una masa de agua virtualmente inservible y donde la vida no puede florecer. El mismo administrador estima que por cada cinco litros de aguas residuales, cuatro corresponden al proceso de la pota, y el restante proviene de las casas, pequeñas empresas y comercios del área metropolitana.

 

Esas aguas en el río ya son contaminación en todo el sentido de la palabra, aunque tolerada por las autoridades locales , debido a que esta industria carece de sistemas de tratamiento que eviten hacer del Chira una verde y acuosa pocilga. Pero, hay un detalle: es agua rica en amoníaco y nitrógeno.

 

“El nitrógeno ayuda en el desarrollo, crecimiento y color de las plantas… el amoníaco es la descomposición de la úrea en la cual la planta puede absorber  nutrientes”, me explica el ingeniero agrónomo Ronald Zevallos Muro, nominado al Premio Nacional Ciudadanía Ambiental 2013 y residente en Tumán, departamento de Lambayeque*. En otras palabras, hacen que las plantas crezcan y desarrollen.

 

En el mercado existen productos agroquímicos que contienen ambas cosas, pero su proceso es relativamente caro… a menos que lo obtengas y uses orgánicamente.

 



Hubo una solución

Casi rozando el límite con la provincia de Piura, al sur de la ciudad de Sullana, estaba la planta de Gestión y Manejo de Residuos Sólidos (GEMA RS), que prometía convertir todo desecho orgánico industrial en productos orgánicos que beneficien a la agroindustria y a las familias urbanas y rurales del departamento de Piura, en primera instancia.

 

Se estima que estas plantas tienen un ámbito de impacto ecoamigable superior a los 300 km a la redonda; esto significa todo Piura, el norte de Lambayeque, Tumbes y la provincia ecuatoriana de Loja.

 

Orlando Acevedo Talledo fue el propulsor de la idea que –decía- era única en Piura, el Perú y hasta Sudamérica: “Yo comencé trabajando en la industria de la harina de pescado y me di cuenta que de la cantidad que tú extraías en sacos, gran parte se quedaba en las máquinas, y todavía podías darle un segundo uso a los sacos”.

 

el ingeniero industrial y administrador se inspiró en la creación de GEMA RS en 2011, luego de visitar Colombia, donde se dio cuenta que los procesos de conversión de residuos tenían ciertas fallas, y eso que estamos hablando de uno de los países hispanohablantes con mayor vocación ambientalista.

 

Regresó a Perú, cerró sus plantas de harina de pescado y comenzó a proyectar un mini complejo que se nutría de los desperdicios de la industria agroexportadora y de las aguas residuales de Agropesca, una de las procesadoras de pota en la Zona Industrial de Sullana, para obtener compost, biol y humus. “No genero impactos ambientales negativos y hasta podemos postular a bonos de carbono”, afirmaba.

 



Odisea burocrática

GEMA RS fue concebida y dibujada por el propio Acevedo. No la construyó del todo porque la encargó a una firma especializada que, mas bien, le corrigió detalles en los planos; pero el proceso íntegro desde la recepción hasta la puesta en mercado del residuo transformado fue idea suya. “Nuestros procesos son altamente tecnificados y mecanizados a nivel industrial., me explicó.

 

”El proyecto demoró cuatro años en concretarse. Entraba y salía de la MPS, el Ministerio del Ambiente, el Ministerio de Salud y el Ministerio de Agricultura . Todo comenzó cuando quiso sacar su licencia de funcionamiento en Sullana. Lo de acopiar desperdicios orgánicos era relativamente sencillo de tramitar, pero cuando pasó al manejo de residuos sólidos le pidieron una autorización del gobierno. Lo que no le dijeron es qué oficina del gobierno tenía que expedirla.

 

Allí comenzó su odisea, que incluyó entrevistarse personalmente con una ministra de Salud que lo derivó al ministro de Agricultura, funcionario que personalmente  intercedió para salvar el impedimento legal. “me volví un experto en la Ley General de Residuos Sólidos 27314 y su Reglamento”, recordaba.

 

Cuando Acevedo regresó a Sullana, dejó boquiabierto a todo el mundo –comenzando por el alcalde- al conseguir el papel de marras y al demostrar que si la provincia contaba con una planta del nivel que proyectaba, le abría campo legal a la MPS para fiscalizar y penalizar (léase multar) a las empresas que no se adecúen al ordenamiento ambiental vigente.  Gaseoso aún, pero ordenamiento al fin y al cabo.

 

“Hicieron Números y se dieron cuenta que fácilmente, con tan solo aplicar la ley, en pocos meses la MPS podría convertirse en un ente sancionador y recibiría lo que llaman fondos directamente recaudados, con los que podría  hacer compras directas de, por ejemplo, camionetas y motos para seguridad ciudadana, Equipos de videoVigilancia electrónica para Sullana”, contaba.

 

A pesar de esto, su licencia demoró tanto que se ofreció a capacitar gratuitamente a los cuerpos de Serenazgo de Piura y Sullana, aunque terminó entrenando a policías nacionales en técnicas de defensa personal, ya que fue instructor certificado en artes marciales. Muchos infructuosos golpes (y luxaciones) después, el ex alcalde Carlos Távara Polo ordenó que se autorice la apertura de GEMA RS, aunque cierto empleado municipal lo entendió todo al revés y casi frustró el trámite.



 



Desperdicios que no se desperdician

Básicamente GEMA RS usa cualquier basura orgánica para transformarla en compost, un abono mayormente hecho de materia vegetal muerta y que es uno de los alimentos más apreciados por las lombrices de tierra. Las excretas del animalito son el humus, otro abono altamente apreciado por la agricultura orgánica y la jardinería.

 

“El  objetivo principal de nuestro proyecto es lograr el adecuado manejo de los residuos sólidos del sector agroindustrial, con lo que colaboraremos a disminuir significativamente los niveles de contaminación de la zona de influencia del proyecto y mejorar la calidad de los productos agrícolas sembrados en nuestra región, produciendo fertilizantes orgánicos a partir de los residuos sólidos del propio sector agroindustrial con un elevado nivel de calidad y en volúmenes importantes”, afirmaba Acevedo.

 

Él no fue pionero en compost y humus, pero sí podría decir que fue el primero en instalar una planta que puede manejar grandes volúmenes. Uno de sus amigos anota que incluso podría fertilizar orgánicamente todos los parques, jardines, calles y avenidas del área metropolitana de Sullana, que se ve hacia el norte del inmueble donde trabajaba.

 

“Todo proceso de compostaje siempre considera: la temperatura, la humedad, el pH, el balance entre carbono y nitrógeno y el nivel de oxígeno”, detalla  Iván Mazo Valencia, ex jefe de la planta de GEMA RS. El especialista en procesos de compostaje y gestión de residuos sólidos orgánicos tiene experiencia en plantas del ramo alrededor de Medellín, Colombia, su lugar de residencia hasta julio de 2015, cuando Acevedo le propuso integrar su equipo en Sullana.

 

Mazo explica que la temperatura permite controlar el proceso de descomposición de la materia orgánica (debe ser mayor a 40°C), la humedad lo acelera o ralentiza (debe estar entre 40% a 60%), el pH permite verificar la calidad del producto según una norma técnica (debe ser neutro o en un índice de 7,6), el balance entre nitrógeno y carbono favorece la presencia de microorganismos que nutran el suelo, (porque son los elementos constitutivos de la vida) y el nivel de oxígeno estimula una correcta biodegradación (en la Tierra, este gas conforma un quinto del aire que respiramos).

 

Advierte que cada parámetro debe verificarse rigurosamente, de lo contrario habrán mermas. Así, si la mezcla no es lo apropiadamente húmeda, la radiación solar la evaporará, o si hay demasiado nitrógeno, se perderá como gas amoníaco. “El compost es útil porque nutre el suelo y le permite una mayor absorción de agua; e incluso puede recuperar suelos o prepararlos para la siembra, siempre que el cultivo sea apropiado para esa zona”, agrega.

 



Libre de hedor y moscas

Desde la terraza de GEMA RS se dominaban las 15 hectáreas de la propiedad. Lo primero que llamaba la atención era el viento fresco y la ausencia de hedor asociado a la descomposición de materia orgánica; tampoco había moscas.  Esto conmocionó a  empleados de la MPS y provocó que una funcionaria de gestión ambiental literalmente olfateara las pirámides de compost a pocos centímetros y pidiera la fórmula de tal prodigio.

 

 Acevedo decía que todo está en hacer el proceso tal como se recomienda, y Mazo se aseguraba de que así fuera. El compost que allí se producía se sometía a estrictos controles de laboratorio que fueron satisfactoriamente confirmados y certificados por la Universidad Nacional Agraria La Molina, con sede en Lima.

 

Dicho sea de paso, había reglas no escritas de limpieza en las instalaciones, no al extremo de la inocuidad absoluta, pero todo desperdicio se reaprovechaba. Sus competidores fueron las granjas que alimentan ganado con desperdicios de la agroindustria y pequeños emprendimientos de biofertilizantes a lo largo de los valles del Chira y de San Lorenzo.

 

Pero Acevedo no pretendió fijar allí su oferta de mercado; de hecho, era la última etapa de su idea. Lo que estimaba era transformar residuos orgánicos más grandes en madera plástica, resistente a casi todo: humedad, fuego, ruido excesivo, insectos… y el tiempo. En Brasil se han comenzado a edificar casas de hasta cuatro pisos, y los proveedores del servicio están dando garantía ¡de hasta un siglo! “es una madera torneable y le puedes poner pernos”, afirmaba.

 



 “está loco”

Para las empresas que generan residuos sólidos o líquidos orgánicos, GEMA RS era una alternativa para no violar la ley, aunque la gran mayoría ya está en problemas. GEMA podía ayudar en la solución de la última parte del proceso, pero el mismo Acevedo reconoció que su planta es insuficiente para manejar todo lo que Piura produce; por lo tanto, debían crearse más como –o mejores- que ella.

 

Lo dijo expresamente a las autoridades, pero sugería que no las hagan esperar cuatro años como a él le pasó y que no dejen de ejercer su función fiscalizadora ambiental. “está loco: es la primera persona que pide competencia”, comentaba uno de sus amigos.

 

La ONG Plan Verde, que se está dedicando a reforestar toda la costa de Piura con nim y moringa, estaba recibiendo el compost de GEMA RS. La mejor prueba de su eficacia fue que las propias instalaciones sirvieron para sustentar una huerta y un pequeño plantío de limones y tamarindos.  “Las familias también pueden elaborar su compost y tener comida a bajo precio”, recomienda el ex jefe de planta, Iván Mazo.

 

La idea no era solo que GEMA RS se abriera mercado con los abonos orgánicos o la madera plástica en el futuro, sino crear áreas ecoamigables. Si tan solo todas las procesadoras de pota que no tienen tratamiento final de sus aguas residuales las hubieran dejado a GEMA RS, probablemente los niveles de contaminación del río Chira frente al área metropolitana de Sullana se hubieran reducido dramáticamente, quedando para la proyectada planta de tratamiento de aguas residuales solo lidiar con los vertidos de casas y pequeñas empresas.

 

¿eso será 80% menos de contaminación, como lo sugería el administrador de una de las procesadoras? “Todo radica en un simple juego de voluntades”, afirma uno de los amigos de Acevedo. El problema es que el visionario no pudo comprobar si su sueño era factible: falleció por una complicación de salud en abril de 2017. La planta, eventualmente, ha sido desmantelada.

 

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* Uno de nuestros seguidores dice que la afirmación correcta es: "el amoníaco es una de las formas en que se descompone la úrea, y ésta (el amoniaco) es un gas tóxico para los seres vivos; la forma útil usada por las plantas es el amonio".

 

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