Los wayakuntus se encuentran
La provincia de Ayabaca y el cantón de Calvas intentan borrar los límites del espacio y el tiempo.
AYABACA, Piura – Han pasado más de cinco siglos en que tres pueblos belicosos y tras cinco meses de resistencia fueron anexados por los inkas a la confederación del Tawantinsuyo. Estos pueblos fueron los calvas, los ayawakas y los caxas (wayakuntu) y pasaron a formar parte del Chinchaysuyo. (Esta región se extendió a lo largo de la costa del actual norte peruano, tomando la Cordillera Occidental y Oriental de los Andes, y de allí penetró hasta lo que hoy es Ecuador y el departamento de Nariño, Colombia.)
Luego nuestros abuelos narran que en el tiempo
de la “extirpación de las idolatrías” habían dos cerros que estaban creciendo
tanto que los sacerdotes españoles temían que se unieran en el firmamento, por
lo que clavaron dos cruces. Una se clavó en el cerro La Waka de Chocán,
Ayabaca, y otra en el cerro el Ahuaca de Cariamanga, Loja, y desde ese momento dejaron de crecer,
formando parte cada uno de una distinta parroquia.
¿Qué es lo que temían realmente? Que se
llegaran a conocer estos pueblos ancestrales. Rematando esta separación,
durante la República, los gobernantes criollos “crearon” una frontera para
separar parte de este territorio al norte para Ecuador y al sur para el Perú,
apareciendo en la geopolítica como cantón
Calvas de la provincia
de Loja, Ecuador, y provincia de Ayabaca del departamento de Piura, Perú.
Después de una serie de viajes a Cariamanga y a Ayabaca respectivamente, la Asociación Cultural Turística "los Hijos del Sol que Nace" en complementación con la fundación ecológica "el Ahuaca" de Cariamanga, Ecuador, hemos venido preparando el Wayakuntu Tinkuy Wariruna Sonqo (Encuentro Wayakuntu, Corazón Indomable).
El objetivo es conocer el patrimonio cultural
ancestral material e inmaterial de la comunidad Wayakuntu como raíz de nuestra
identidad, estableciendo vínculos de hermandad entre habitantes de la frontera
Ecuador y Perú en territorio Wayakuntu. Queremos emprender convenios de mutua
colaboración, permitiéndonos coordinar actividades binacionales para mejorar
las condiciones de vida de nuestros habitantes respetando los derechos de la
Pachamama, defendiendo y protegiendo la herencia ancestral ante actividades que
puedan producir su deterioro y destrucción.
Nuestros pueblos estuvieron milenariamente unidos en la gran
confederación Wayakuntu, que hace mas de 500 años fueron abruptamente separados
y silenciados por la intervención inka y europea. Hemos seguido intencionalmente apartados del
desarrollo de nuestros países.
Creemos que es hora de que nuestros pueblos, desde sus comunidades basados en sus principios de reciprocidad, dualidad, relacionalidad y complementariedad inicien el gran camino de la unidad por el desarrollo en armonía con la Pachamama. Anhelamos que estos días de reencuentro nos sirvan para retornar a amar a nuestra Madre Tierra, que hoy clama por su atención y salvación por la cual seremos recompensados con una estadía más prolongada de nuestra especie humana en nuestro hogar común, la tierra.
NOTA DEL EDITOR: Tenemos una discrepancia científica con el autor
de la nota ya que los topónimos usados son de origen quechua, producto de la
imposición inca, una vez que conquistó este pueblo tal como lo cuenta esta
historia. El gran misterio es cómo se llamaban realmente estos pueblos en su
lengua originaria. Seguiremos investigando.
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