Guía rápida para activistas ambientales
Por Juan
Félix Céspedes Cortés y Nelson
Peñaherrera Castillo
En los veinte años de FACTORTIERRA, hemos visto infinidad de respuestas y contrarrespuestas al activismo ambiental. No hay nada escrito al respecto, pero sí hay múltiples lugares comunes en el fragor de la lucha. Si decides emprender el activismo ambiental, vas a encontrarte con múltiples trabas, pero la satisfacción final es siempre la mejor recompensa: Haber ganado, o resuelto, un caso.
Antes de comentarte los posibles escenarios
comunes, te recomendamos trazar un plan que te permita medir tus logros y
resolver dificultades, y siempre trabajar en equipo. Ya sabes, es bien cierto
aquello que dos cabezas piensan mejor que una… imagínate tres, cuatro o cinco.
Sí, debes tener cuidado de que tu plan y tu equipo sean confiables y objetivos,
de lo contrario te meterás en múltiples cuellos de botella.
Evita usar los puños
Si tienes excelentes argumentos, tus opositores
pueden responder con otros excelentes argumentos, o con insultos. La mayor
parte de veces usan la segunda opción, y no de manera gratuita. Lo que buscan
es apelar a tu parte instintiva, con la finalidad de “medir fuerzas”. Si te gusta Gokú, es el peor ejemplo a
seguir. Los insultos no se responden con insultos más fuertes. Los Kame -hame -ha más eficaces suelen ser
la ignorancia olímpica (También conocida como la clásica ley del hielo), o mejorar tanto tus argumentos al punto que sean
infalibles. Para lograr este segundo objetivo, requerirás mucha información
técnica; sin embargo, esta es la mejor alternativa, porque por alguna extraña
razón, la ciencia siempre está del lado de los ambientalistas… y aunque no lo
creas, a tus opositores también les gusta ver Discovery Channel.
Cada centavo suma
Los primeros activistas que terminan
desactivándose son quienes buscan réditos económicos. Malas noticias: El
activismo por el activismo genera múltiples egresos antes que ingresos. Este es
el escenario ideal para que tu contrincante detecte a posibles descontentos y
se ofrezca a solucionar su sofocante “sed económica” a cambio de traicionarte.
No hay traiciones pequeñas o grandes, la traición es traición siempre.
Rodéate de gente confiable y no de roedores.
Recuerda que tu amigo no siempre es quien te sigue a ciegas, sino quien te hace
ver las cosas desde múltiples perspectivas, y decide contigo la mejor solución,
aunque no sea la que a ti te guste. Por encima de todo está la gente por la que
trabajas, no para la que trabajas.
más vale pájaro en mano, cuchillo de palo”
¿Recuerdas al Chapulín Colorado? Casi nunca
acertaba la información, por lo que nunca tenía información correcta. El resultado
era un enredo que ni él mismo entendía. Si caes en el juego de tu contrincante,
podrías ser arrollado por el aluvión.
Cuando tu contrincante sugiera tener mucha información de fuentes
privilegiadas, tómalo con calma. Usualmente es la misma información que tú
manejas, pero a medias; en el mejor de los casos los datos resultan ser
ciertos, pero desmadejados de su contexto, por lo que si caes, terminarás
envuelto en la cortina de humo.
En nuestra experiencia, nuestros contrincantes
suelen tener mas fugas de información que cañería vieja con agua, y es más
sencillo un dato clave desde las entrañas del monstruo que conseguir una cita
con su presidente ejecutivo. Solo recuerda este detalle: No solo tu gente está
descontenta; su gente también lo está.
Sólo unas palabras finales. Nunca te dejes
amedrentar aunque, como dijo un personaje de Julia Roberts, se trate de una
lucha entre David y “ese que no recuerdo con toda su familia junta”. Quien
tenga la mejor información, gana. Si ellos tienen su propio sistema de
inteligencia, tú puedes tener uno mejor y de bajo costo. Simplemente mira a tu
alrededor y si eres inteligente, te darás cuenta que tienes más aliados de los
que imaginas. Para más consejos, escríbenos a factortierra@gmail.com
David Villanueva es presentado aquí como modelo.
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