El agua como aliado
Si Egipto fue un don del Nilo, entonces el agua determina la identidad y el modelo de desarrollo de los pueblos.
Por Nelson Peñaherrera Castillo
Estamos en un desierto. Parece interminable
cuando todo el manto de arena se ve súbitamente interrumpido por una corriente
de agua. Si la seguimos, en un
momento determinado aparecerán las primeras casas rodeadas de plantaciones; más
allá aparecerán grandes edificios, algunos de los que casi 4 milenios después
continúan en pie. Como el río es ancho,
una pesca intensiva se desarrolla en sus orillas.
Ese es el marco común de las culturas más influyentes
del mundo antiguo. Todas han debido su existencia a la presencia de agua. El
líquido elemento determinaba su vida, y hasta sus victorias y derrotas. También
permitía su permanencia o su desaparición en el espacio y el tiempo.
Hoy se
sabe que el pueblo Sicán, situado en la provincia de Ferreñafe, departamento de Lambayeque, fue
arrasado por la creciente del río La
Leche causada por El Niño durante el primer milenio de
nuestra Era. De hecho, los geógrafos dicen que la Costa peruana sería un gran
desierto de no ser por 52 corrientes de agua de caudal constante que lo
interrumpen y permiten el florecimiento de la vida y la organización de
poblaciones.
El Río Chira
Viniendo del Norte, el valle del Chira es el tercero en orden de la
Costa peruana. El río Chira nace desde dos fuentes
distintas. La primera se ubica en la provincia
de Loja, Ecuador, y la segunda está en las alturas de la
provincia de Ayabaca hasta
su límite con la provincia de Huancabamba.
Desde
Ecuador el río Catamayo se junta con el río Macará que marca la frontera de
este país con el Perú; entonces, forman el Chira. Ya en ese curso recibe aguas
que vienen del este a través de los ríos Quiroz y Chipillico; centenares de
quebradas y torrentes hacen lo mismo a lo largo de ambas márgenes.
Posteriormente no recibe aportes importantes
hasta desembocar en el Océano Pacífico, distrito de Colán, provincia
de Paita. Sólo en el departamento de Piura, la Cuenca del Chira
representa poco más del 40% del territorio, y a diferencia de la Cuenca del Piura, su
descarga de agua es permanente. La tercera Cuenca de Piura, la del Huancabamba,
que tiene los mismos orígenes peruanos que el Chira, aporta su caudal al
Amazonas. La razón de esta dispersión fluvial está en la Cordillera de los Andes.
Sullana
Justo en el lugar donde el río deja de fluir al
suroeste para tomar rumbo oeste, está la ciudad
de Sullana. Refundada por el obispo Baltasar Martínez de Compañón en 1783, ha crecido hasta formar una urbe compacta con la ciudad
de Bellavista, que al expandirse hacia el oeste, ya se unió al pueblo de
Jíbito, distrito de Miguel Checa; y de
no ser por el río, estaría unida al conglomerado formado por los pueblos de
Marcavelica y Mallaritos. Es el área metropolitana de Sullana.
Martínez
de Compañón también fundó la ciudad de Tambogrande solo semanas después de haberlo
hecho en Sullana; sin embargo, el factor agua influyó en la diferencia de los
niveles de progreso de ambas urbes. En 1911, el diputado por Huancabamba,
Benjamín Huamán de los Heros, gestionó la creación de la provincia de Sullana, que
nació con dos distritos separados del distrito de Amotape, provincia
de Paita, entonces la más extensa de Piura. Así Sullana se convirtió en la
capital de su propio distrito y de la provincia, que además contenía al distrito de Querecotillo.
Eventualmente
la provincia de Sullana llegó hasta la actualidad dividida en ocho distritos,
incluyendo los dos originales, con más de 4700 km2 de superficie,
donde viven 330 mil habitantes según la proyección ddemográfica a 2020. Sullana
es la segunda provincia mas poblada del departamento.
El binomio agua-pueblo
La constante de Sullana es el río Chira. Si por
un momento desapareciéramos toda esa corriente de agua (ver animación), toda la fertilidad y verdor que nos caracteriza no
tendría razón de ser. La influencia del Valle es tal, que incluso se beneficia
con las escorrentías que vienen desde los cerros de Amotape, donde se ubica el
único parque nacional de la costa peruana.
En su
curso superior se construyó el reservorio de Poechos,
diseñado para almacenar mil millones de metros cúbicos de agua, ahora reducido
a la mitad debido a la sedimentación. Si Sullana se propone plantear cualquier
tipo de modelo de desarrollo, no puede prescindir ni puede perjudicar al Chira.
Ponerlo en peligro significaría arriesgar la vida de todas las comunidades a lo
largo de su curso.
Y no
solo consideramos las comunidades humanas: Diversos especialistas han
documentado una gran diversidad de flora y fauna no solo en el Valle
propiamente dicho, sino en el bosque seco que lo rodea.
Ya hay
experiencias de negocios ecoamigables y que requieren mayor visión gerencial
que asegure su sostenibilidad. El Medio Chira es ahora exportador de banano orgánico; en medio de las
controversias, hay varios emprendimientos sobre biocombustibles en el Bajo
Chira.
Hace
falta incorporar al bosque seco, donde el ganado caprino podría ser la llave de
mayores desarrollos que se extiendan a otros campos dentro de la dinámica del
propio bosque. Más que inyectar dinero a la población para que trabaje, hace
falta enseñarle las herramientas para que genere, gestione y desarrolle sus
propios puestos de trabajo, buscando su independencia organizacional, aunque
sin dejar de considerar sus conexiones con los mercados y sus obligaciones con
el Estado. No depende solo de entusiasmo y buena voluntad, requiere estudios a
conciencia, y el concurso de la propia ciudadanía y su comunidad técnica para
plantear soluciones reales y exitosas.
La
comunidad política sullanera debe destrabar los procesos inútiles que impiden
ese tipo de emprendimientos, y garantizar que las mayorías se beneficien de
manera autosostenible, erradicando el clientelismo y fomentando la convivencia
armónica con el medio ambiente. En otras palabras, plantear nuestro propio
modelo de desarrollo sostenible.
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