Artesanía hecha de banano en el valle del Chira
Mientras tú comes la fruta, él hace estas maravillas con sus manos.
Fotografías proporcionadas por Antony Medina, distribuidas por FACTORTIERRA.
SALITRAL
(Sullana), Piura – Por lo
general, las personas creemos que el proceso del llamado plátano de seda
o banano termina cuando lo consumimos como fruto o como preparación, por
ejemplo, en batido o en helado; sin embargo, la fibra que conforma su tronco
puede tener más vidas que un gato.
Lo que
creemos es el tronco de una planta de banano, en realidad, son capas de hojas
que rodean al tronco real y que, una vez la planta va creciendo, se van
desplegando. De allí se obtiene la fibra, ya sea que la capa esté verde o seca.
La fibra
puede ser utilizada en pliegos e incluso en hilos. Sus productos son múltiples:
desde objetos utilitarios hasta ropa, pasando por la artesanía. De hecho, si el
hilo del banano se merceriza, se obtiene una tela con una textura muy parecida
al denim. Y si la fibra es más delgada, la textura es parecida a la
seda. En ambos casos, el hilo mercerizado
es difícil de romper mediante un esfuerzo manual.
En el distrito de Salitral, ubicado al centro de la provincia de Sullana, artesanos y artesanas dan nuevas vidas a la fibra de banano.
Antony
Medina (25) confecciona monederos, sombreros y hasta esculturas en tamaño real
y a escala representando seres humanos y animales: “Yo solo fui a tres
talleres”, explica el joven quien asegura jamás haber pisado una escuela de
bellas artes, aunque ése ha sido uno de sus sueños profesionales.
Medina
también pinta, restaura, confecciona bisutería y personaliza ropa, toda basada
en la fibra de banano: “Podemos hacer muchas cosas, incluso papel, pero
necesitamos maquinaria especial”, dice, y al momento de publicar este informe,
ni él ni sus colegas tienen el dinero suficiente para financiar la compra de
alguna.
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El banano
crece en todo el distrito de salitral (28,27 km2), por lo que los
artesanos no solo tienen la materia prima al alcance de su mano sino que pueden
seleccionar calidades y texturas. Cuando aún está tierna, la fibra suele tener
coloraciones verdes, pero al secarse se vuelve marrón tierra claro.
Medina
usa productos naturales como el achiote, la cúrcuma, el jugo de limón, flores
silvestres y hasta el maíz morado para lograr nuevos tonos con que pinta sus
obras. Para impermeabilizar el acabado, usa resinas naturales provenientes del
propio banano. “No se desperdicia nada”, explica. Aunque, reconoce que las
texturas metálicas de algunas obras se consiguen con colorantes artificiales
usados en repostería.
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La
comunidad de artistas de Salitral logró organizarse antes de la pandemia de la Covid-19, y reúne a artesanos,
principalmente especializados en la fibra del banano, y pintores,
principalmente de murales.
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