Cómo regresamos a los tallanes (y demás relacionados)

 



Por Nelson Peñaherrera Castillo

 




SULLANA, Piura –
Lo que pasó en el actual departamento de Piura antes de 1532 DC es una gran incógnita. Lo que sabemos se explica a tono de leyenda; el resto ha consistido en un largo trabajo forense: rastrear, excavar, extraer, comparar y asumir que lo obtenido son apenas piezas de un enorme rompecabezas, en el que los espacios en blanco siguen siendo tan notables como las partes que parecen tomar forma.

 

Es el caso de los tallanes, un pueblo que, sabemos, evolucionó en paralelo a los incas y cuya historia parece haber finado cuando el conquistador español Francisco Pizarro entró al valle del Chira por el actual distrito de Lancones, luego de iniciar su marcha desde el actual departamento de Tumbes. Eso lo conocemos porque desde ese punto hacia adelante hay registros escritos; de allí hacia atrás está el problema.

 





Hábiles agricultores y pescadores

Hay cierto consenso en historiadores y arqueólogos de que los tallanes no fueron un solo pueblo sino una especie de asociación de pueblos con gobiernos autónomos y actividades muy especializadas que se integraban gracias al intercambio de mercancías (trueque). Aparentemente, no fueron una federación, menos un estado, porque eso supone que todos esos pueblos reconocieran una sola autoridad por encima de la de sus propias comunidades.

 

Ese proceso pudo haber comenzado hacia 500 DC, y habría alcanzado su mayor esplendor entre 1100 DC y 1500 DC. Ni siquiera la conquista pacífica por los Incas –aparentemente los tallanes carecían de ejército—en 1470 frenó su consolidación; de hecho, habrían aceptado confederarse al Cusco, pero los intentos imperiales por asimilarlos culturalmente fracasaron y se frustraron a la llegada de los españoles.

 

El otro consenso es que los tallanes eran hábiles agricultores y pescadores, dependiendo de dónde se hallara tu curacazgo, lo que no exceptuó otras habilidades como la ganadería, la metalurgia, la ingeniería civil, la orfebrería y la textilería. ¿Te gusta el zapallo, la palta y el pescado? Parecía ser la base de la dieta diaria. Nuevamente, los estudios arqueológicos y el registro de algunos cronistas españoles nos permiten saber todo eso, añadiendo que los actuales ríos Chira (Turicarami) y Piura (Lengash) influían en su supervivencia.

 

Dato anecdótico adicional: el perro viringo era el mejor amigo del poblador tallán, o al menos eso revela su cerámica.

 


    

¿Andinos, amazónicos, o de dónde?

La desunión comienza en el origen de los tallanes. Los especialistas están divididos en tres partidos: quienes proponen un origen andino, quienes proponen un origen amazónico y luego andino, y los que creen que hubo migrantes del actual sur peruano y actual sur ecuatoriano que junto a los migrantes internos generaron una cultura mestiza.

 

Otra controversia es que si fue matriarcado o patriarcado. Las investigaciones publicadas de 2000 en adelante sugieren lo segundo, lo que debilitaría la tradición de las capullanas, quienes habrían sido realmente curacas regentes si acaso el primogénito no era varón, pero la línea de mando habría sido preeminentemente masculina.

 

Otro punto sin consenso es cuántos curacazgos fueron. Tenemos claro a Narihualá o Sechura, igual a Colán y Amotape. ¿Y el resto? O pudo ser tallán, o pudo ser chimú, o pudo ser inca. Ejemplo: Poechos. ¿Algo que decir, dios Walac?

 



La propuesta de Elim

Sin embargo, manifestaciones culturales como los rasgos lingüísticos (nonecesariamente el sec), la artesanía y los registros que se van rescatando podrían propiciar el rescate de la identidad tallán. La antropólóga sullanera Elim Aguirre Domenak (1998) en su libro El regreso de los tallanes (EUNSA: Pamplona, España, 2021) se concentra en la música y el teatro.

 

Desde 2017, el docente Eleodoro Terán Tello (Cajamarca, 1931 – Sullana, 2020) produjo una versión más o menos libre de la fundación española de San Miguel en Tangarará (actualmente en el distrito de Marcavelica). Aguirre considera que la pieza teatral está muy cargada de simbolismos tallanes que podemos rescatar en nuestros días.

 

Con la asesoría de especialistas como Luis Millones o César Astuhuamán, la antropóloga cree que, partiendo de esa obra (que puede verse activando el código QR incluido en esta entrada), el paso a continuación tiene que ser incorporarlo a los proyectos educativos tanto provincial como el de cada plantel con la finalidad de que esa tradición se conserve e incorpore a la cultura actual.

 

Aguirre ha intentado llamar la atención de la Municipalidad Provincial de Sullana, pero no ha recibido respuesta hasta el momento. Lo siguiente debería ser llamar la atención de la Unidad de Gestión Educativa Local, y en último caso, de los directores de los colegios quienes deseen trabajarlo como un eje transversal.

 

Algunos gestores culturales de Piura están viendo la idea con muy buenos ojos, tras haber tenido contacto con la especialista o con su libro. Por aquí también podría existir un cabildeo interesante, especialmente ahora que estamos a menos de una década para recordar el quinto centenario de la fundación de San Miguel. Hasta entonces, los huecos del rompecabezas siguen esperando por nuevos investigadores quienes ubiquen y engarcen las piezas correctamente.

 



 

 

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