Cielo eterno para un trovador

No camina al ritmo de la ciudad caótica, pero en cada uno de sus paisajes que se visita, se encuentra algo más de lo imaginado.  En Canchaque, ese romántico cielo del que Miguel Ciccia nos cantaba en Rosal viviente, se hace realidad. Aquí las mil tonalidades de verde se conjugan con el fino aroma a café y a rosales. Aquí cada paisaje es un derroche de fotografía, implantado siempre por la fortaleza del cerro Mishahuaca y el Campanas. 

 

Por Luis Paucar Temoche (Especial para FACTORTIERRA)

 


    CANCHAQUE, Piura—Dos horas y media de viaje conducen hasta este pueblo que, lejos de comprometer al visitante por la altitud (1200 metros), distrae su vista con el verdor de sus paisajes y el colorido de sus flores. Mañana, tarde o noche. Sea la hora que fuere, llegar a la Suiza Piurana es encontrarse con un pedazo de tierra maravillosa.

 

Lejos del bullicio de la ciudad y de la humareda de los carros, el viaje no se olvida fácilmente. En todo el recorrido siempre habrá un momento para disfrutar del café de olleta, reconocido a nivel mundial; o quizá de un rompope de huevo batido, con cañazo y un buen toque de algarrobina.

 

Con taza en mano y desde algún restaurante, se puede echar una primera vista al panorama que es apenas ‘algo’ de los muchos atractivos que alberga este pequeño valle de la sierra piurana…

 


    De las baldosas al fino estilo

Al llegar a Canchaque, la primera impresión te la da la Plaza de Armas que, a pesar de ser pequeña, es un lugar sumamente acogedor. Cada baldosa puesta y decorada geométricamente, le da un aire alegre y fino que se incrementa con sus jardines.  A lo lejos, una colorida pileta que en la cúspide deja ver un ángel con antorcha en mano, pareciera iluminar a este pueblo que busca lograr poco a poco, su desarrollo.

 

Paralelo a la plaza, se encuentra el Templo San Juan Bautista. Su estructura de adobe, con estucado de yeso sobre viguería de pino, se encuentra muy bien conservada. Su ambiente es amplio. Y su fachada se alza en dos campanarios terminados en cúpula.  Al costado, dos campanas tañen a diario, congregando a la población. Y sobre su puerta, la urna que contiene el cuerpo de San Juan Bautista, quien bendice a todo aquel que le alza su mirada, o mejor aún, a aquel que visita este rústico pueblo.

 


    Un baño relajante

Hay cosas que a la mayoría de turistas les interesa realizar, como por ejemplo las caminatas hacia los sitios naturales de Canchaque.

A nuestro paso a través de intensos verdes, encontramos una variedad de árboles como el álamo, el higuerón, el sauce, el romerillo y el palo santo… Es encantador ver todos esos colores inexplicables y al sol, tiñendo un mar de nubes hasta desaparecer por completo.

 

Definitivamente un espectáculo de ensueño… Pero como en ensueños sólo pudiera pasar, “Los Peroles de Mishahuaca” pueden ser esta opción. Esta maravilla natural es una de las caídas de agua cristalinas más atractivas con las que ha sido premiado Canchaque.  Se le ha nombrado así por la forma que han adquirido las rocas, moldeadas con paciencia por el agua en su eterna caída.

 

En el viaje pasado, los guías me dijeron que no se sabía de dónde provenían sus aguas. Unos dicen que de los gigantescos cerros, y otros que tal vez son irrigaciones propias de la naturaleza… Lo cierto es que ésta es una verdadera maravilla que incita al visitante a darse un chapuzón, que repone los 45 minutos que demanda la intensa caminata al lugar…

 


    TRAS EL CIELO ETERNO DE CICCIA

Canchaque es aquel cielo que nos cantaba Miguel Ciccia en Rosal Viviente. Y ahora que lo veo me vuelvo a dar cuenta que sí. Que este extraordinario pueblo, a pesar de estar alejado a la tecnología, conserva sus costumbres como en sus inicios. Que a pesar de tener los índices regulares de pobreza, es una excelente opción si quieres quitar todo el estrés que te mortifica.

 

Solo al llegar, te das cuenta que el lugar elegido no ha sido en vano. Que es un lugar diferente al tuyo, rodeado sobre todo de bellos paisajes…  Visitar cada una de sus maravillas es encontrarse cara a cara con la armonía, la quietud y la felicidad. Te invito a visitar Canchaque… anímate a ir tras el cielo eterno de Ciccia…

 

La gastronomía de Canchaque no se queda atrás. Sus comidas típicas y suculentas se preparan a base de plátano y menestra, el infaltable estofado de gallina criolla, cuyes fritos y los domingos el nutritivo frito de cerdo, plátano sancochado y zarza criolla; todo esto, acompañado de un aromático café.

 

El distrito celebra su aniversario el 5 de septiembre empezando con la santa misa, seguida de la procesión patronal, fiesta pueblerina, danzas folclóricas y exhibición de platos típicos de la zona.

 


    Solo una historia de fantasmas

Para finalizar este reportaje, no se puede dejar de mencionar una leyenda tan propia y auténtica de esta ciudad: la peculiar historia de la Chununa, personaje fantasmagórico de Canchaque.” Se comenta que por los cerros ffríos, una mujer desciende a llevarse a los niños no bautizados. Es de cabellos largos y rubios, los pocos que la han escuchado dicen que emite onomatopeyas de gato. Algunos que dicen haberla visto y que han transmitido esta pavorosa historia, afirman que camina con los talones hacia delante. A los que se les manifiesta, pierden el conocimiento, babean como perros rabiosos, convulsionan.

 

Según nos comentó la amabilísima y honrada señora Cecilia, los niños desaparecen. Fue el caso del pequeño hijo de su vecina Amelia, quien lo dejaba en el patio. Distraída en los quehaceres olvidó su estado . Horas más tarde ante el silencio del niño, decide indagar por su paradero. Al no encontrarlo en lugares de la casa por donde pudo haberse escondido, salió apresuradamente por el patio el que colindaba con las faldas de un cerro. Lo escaló, caminó detrás de unos llantos, encontrando a su menor hijo, aun no bautizado, en las orillas de una quebrada. Desde ese incidente, Amelia bautizó a su hijo, y pregonó esta ceremonia religiosa a todas las madres de pequeños no bautizados.

 

Por lo tanto, no queda dudas que por su ubicación, su altitud, sus variados paisajes y el agradable clima, Canchaque es una excelente alternativa para quienes buscan oxigenar pulmones, salir y liberarse por un rato de los problemas de la ciudad, caminar un poco y encontrarse consigo mismos. En ese sentido, todos los extranjeros disfrutan de este atractivo, puesto que liberan sus problemas para encontrarse con la naturaleza y reconfortar el alma.

 

Así, los guías de turismo dan testimonio y aseguran que las personas que llegan estresadas o cansadas por algún motivo, salen de esta ciudad con una sonrisa de oreja a oreja, ya que es muy agradable respirar el aire de paz y quietud que nos brinda este lugar. Sus paisajes hermosos y su cielo mágico encantan, fascinan  y embelesan de lo simple y compleja que resulta esta ciudad. Mira y comenta más fotografías relacionadas con esta historia.

 

© 2011, 2020 Luis Claudio Paucar Temoche.

 


Comentarios

Entradas más populares de este blog

A natural photographer

Por Las rutas de la Integración

Following up the Optimus Prime’s track