La plaga del algarrobo peruano

Diminuto, voraz, y está comiendo masivamente las hojas del árbol más emblemático de Piura.

 



Algarrobos (
Prosopis pallida) afectados en Cruz verde, una localidad del sector Malingas en Tambogrande, Piura, tal como lucían el 27 de julio de 2023. Pobladores dijeron a FACTORTIERRA QUE TAMBIÉN NOTARON AFECTACIÓN EN CHARANES ( Caesalpinia paipai) en parcelas y el cerro Malingas. Todas las fotografías a lo largo de esta entrada por Milton García, distribuidas por FACTORTIERRA.

 

Nuevamente, los algarrobos peruanos (Prosopis pallida) se están quedando sin hojas, y esta vez, especialistas y activistas ya tienen un sospechoso común a pesar que no han podido cuantificar aún las extensiones, y por ende el costo de los daños.

 

Se trata de la Enallodiplosis discordis (Diptera: Cecidomyiidae), una especie de mosca diminuta, de la extensa familia de los cecidómidos, que parece prosperar en climas secos y desérticos. Fue sistematizada en 1994 por  Raymond J. Gagne para un trabajo publicado por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, a la fecha bajo custodia del Instituto Smithsoniano en Washington, DC.

 

Lo que no está claro para los científicos es cómo este insecto se inserta dentro del ecosistema del bosque seco ecuatorial. Por ahora, se tiene la convicción que es una plaga que, literalmente, se come las hojas de los algarrobos peruanos.

 


Plaga centenaria

El primer rastro científico de la Enallodiplosis discordis está en Pampa Tamarugal, una parte del desierto de Atacama (norte de Chile), como fue publicado en 1989.

 

Diez años antes, en 1979, otra investigación indicó que ya había sido detectada en el siglo XIX, en la misma zona, durante el boom del nitrato. De hecho, cuando el gobierno chileno la reforestó en 1964 usando Prosopis en unas 100 mil hectáreas, publicó una guía de manejo forestal y lo llamó plaga del tamarugo, como se conoce a la variedad local de Prosopis.

 

Los cecidómidos son insectos dípteros (que tienen dos alas) que pueden ddestruír, alimentarse de hongos microscópicos,  o vivir a costa de otras especies, de las que suelen servirse para migrar. Al poseer un tamaño milimétrico, no son capaces de cubrir grandes distancias por sí mismos.

 

Los estudios desde la década de 1980 establecen que no solo atacan al algarrobo peruano sino que se estarían ensañando con toda la familia Prosopis (Leguminosae: Mimosoideae), en la que se agrupan unas 45 sub-especies arbóreas que viven principalmente en ambientes áridos y sub-áridos en las Américas, Asia y África.

 

en Sudamérica, los cecidómidos han sido detectados en Argentina, Colombia, Chile y Perú. Según publicó la Revista Peruana de Biología (RPB) en diciembre de 2020, “Entre el 2001 y 2017, Prosopis en Perú ha sufrido una extensiva defoliación y muerte regresiva, con la consecuente deforestación y disminución de la producción de vainas de algarrobo”.

 

Revisa aquí el número de la Revista Peruana de Biología.

 

El término muerte regresiva, en lenguaje agronómico, nos evidencia que se trata de una plaga de rápida diseminación. El documento establece que los lugares donde se detectó son los departamentos de Ica, La Libertad, Lambayeque y Piura.

 


Algarrobina y miel bajo amenaza

“Las regiones desérticas costeras del Pacífico de Perú y Chile albergan especies de Prosopis (Leguminosae: Mimosoideae), árboles bien adaptados a las condiciones del desierto y con funciones clave en los ecosistemas de bosques secos”,se explica en el documento de la RPB.

 

La evidencia arqueológica establece que estos árboles han servido a las poblaciones humanas que se asentaron en los territorios actuales de ambos países desde hace 8000 años. Para ponerlo en perspectiva, la ciudadela de Caral (Supe, Lima)tiene 5000 años de antigüedad según el gobierno peruano, y la edad estimada de los petroglifos en Malingas (Tambogrande, Piura) es 4000 años según la investigación de FACTORTIERRA.

 

La defoliación de las Prosopis afecta directamente la formación de frutos como la algarroba: al no haber hojas, no aparecen las flores, por lo tanto es imposible que se produzca cualquier tipo de polinización: Las abejas son las principales encargadas; al ausentarse, tampoco hay producción de miel. Y, por supuesto, sin algarroba tampoco hay algarrobina o jarabe con propiedades energizantes.

 

En 2019, el Servicio Nacional Forestal  y de Fauna Silvestre estimó que el departamento de Piura tiene 1 millón 63 228,32 hectáreas de algarrobo, especie que catalogó  como amenazada y vulnerable. Esta variedad de prosopis ocupa  casi un 30% de todo el territorio departamental, y, por antonomasia, es el árbol más emblemático de su costa.

 

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