Lacrimosa o esa rara mixtura llamada identidad cultural

Dos chicas y dos chicos que no se parecen en nada hallaron en la música el espacio para sonar como uno solo.

 





 

Fotografías y videos proporcionados por Telónde Boca.

 


CIUDAD DE PIURA –
Vivimos casi inconscientemente en un mundo polifónico. Si nos ajustamos a la etimología –múltiples sonidos—,  basta salir a la calle y, si nos concentramos en lo que oímos, notaremos que no todo tiene iguales tonos ni intensidad.  El problema es que esos sonidos no están coordinados ni tienen el propósito de organizarse como una secuencia agradable al oído. Por eso terminamos experimentando ruido y probablemente un episodio de estrés que nos llevará a encerrarnos en casa buscando urgente relajación.

La polifonía en la música es precisamente todo lo opuesto. Dentro de la misma melodía que vamos escuchando, los sonidos no poseen un tono igual, pero todos se acoplan de tal forma que el oído no solo se sienta acariciado sino que es capaz de elevar los niveles de alerta del cerebro no en modo ansioso sino funcionando lo mismo, o mejor, que un café a las siete de la mañana.

Más allá de la polifonía, la neurociencia postula que escuchar música estimula las áreas de nuestro cerebro encargadas del control y del movimiento, y es probable que por eso el género humano la fue desarrollando como una actividad consciente hasta convertirla en un arte que, dicen los especialistas en este campo, pueden llevarnos a desarrollar sentimientos positivos de solidaridad y cooperación; además, estimula o afianza el lenguaje, si no, ¿cómo hacemos que los y las bebés vayan articulando de forma progresiva?

 


Los no-tan-opuestos se atraen

Adriana Sánchez Miranda (29) lo sabe muy bien. Es madre de una hermosa niña de dos años de edad, ha estudiado Gestión Cultural en la Universidad de Piura (Udep), y cree en el poder formador y mágico de la música. Junto a otra amiga, Paula Corrales (22), y dos amigos más, Jesús casariego Mejía (19) y Manuel Rosas Rubio (24), se han reunido para compartir y exponer ese sentimiento pero a modo de música polifónica.

Se bautizaron Lacrimosa en recuerdo del Réquiem de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), considerado uno de los grandes genios de la música universal. Y como en la calle no todas las voces son iguales pero pueden acoplarse en algo armónico, los y las integrantes de Lacrimosa se dedican a actividades o tienen conocimientos que parecen disímiles.

Manuel es arquitecto, aunque ahora se dedica de lleno a la música y disfruta mucho tiempo cuidando sus plantas (“”Tengo girasoles preciosos, camotes, tomates, ficus, paicos y sábilas”), Jesús estudia Derecho y es aficionado a la capoeira, y Paula quiere especializarse en dirección de sonido para audiovisuales.

Son cuatro porque cuatro son los sonidos básicos que conforman una polifonía: Adriana es la contralto, Jesús es el barítono, Paula es la soprano y Manuel es el tenor. El cuarteto se conoció en el coro de la Udep, y además de ensamblar voces, actividades, estilos de vida y gustos, también combinan el campus y los extramuros.

 


Las diferencias enriquecen a Piura

Su género es la música clásica, pero también incluyen temas piuranos dentro del repertorio y todo con el mismo estilo vocal: “ “la música polifónica es un trabajo en equipo”, afirman, y Paula cree  que ésta tiene la capacidad de relajar al ser humano. “Yo siento que agudizó mi oído”, comenta Adriana. “Cuando escuché el Ave María de [Franz] Listz, sentí que estaba volando

Solo para demostrar que las diferencias complementan, incluso en gustos musicales personales, nadie tiene que ver con nadie. Adriana es criolla por herencia familiar, sus padres bailaron marinera y tondero, y con su hermana formaron un club para cultivar la música criolla peruana; Paula se siente libre con el k-pop (pop coreano),Jesús le entra al rap y Manuel es más pop al punto que tiene su propia banda, Manlolo, aunque comenzó escuchando a José Josée hizo lo imposible por integrar un conjunto de mariachis hasta que lo consiguió.

El propio Manuel considera que Piura es una ciudad con una cultura por encima de otras que conoce a lo largo del Perú… contrario a lo que muchos pensarían: “Cuando subes a un taxi, el taxista suele ser un tipo que tiene muchos temas de conversación y está muy bien informado de su realidad”, arguye.

Los otros tres coinciden que hay una interesante movida cultural en el departamento de Piura que vale la pena seguir explorando, conociendo y promoviendo, que incluso se está tomando las calles, como los murales en la avenida Sánchez Cerro,justo en uno de los lados de lo que sería el centro histórico de Piura. Y todo parece estar amalgamado en armonía aunque no lo parezca.

Lacrimosa se lanza con presentaciones en la ciudad de Piura, que, según Juanma Garcías, de Telón de Boca, la promotora cultural que se encarga de manejarlos, podría expandirse a algunas ciudades del resto del departamento de Piura. Quienes quieran disfrutar su arte, pueden contactarlos al +51974048610.

 



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