Más que Tristeza, Mucha Indignación.
La dirigenta Cleofé Neyra falleció a fines de abril de 2021. Su nombre saltó tras ser identificada como una de las mujeres torturadas tras una protesta en el mismo campamento de la entonces Minera Majaz.
Por Alan Cristóbal Pintado Salinas (PENSAMIENTO PROFANO )
HUANCABAMBA, Piura – La ciudad que camina, dicen muchos; otros, la de las misteriosas lagunas de las Huarinjas; nada imaginable es lo que comentaré a continuación. Aun siendo rica esta región andina, su población esta abandonada por las autoridades. Fui invitado por FACTORTIERRA como facilitador de un taller de Derechos humanos y Derecho Ambiental a mujeres de este pueblo en Octubre de 2008.
Nunca me
imaginé, y con gran asombro lo digo, que me sorprendió el desconocimiento que
estas personas tienen de sus derechos y cómo hacerlos valer dentro
de esta zona conflictiva; pero la razón por la que escribo esto es para dar a
conocer la violación de Derechos Fundamentales cometidos durante la protesta en
el campamento de la minera Río Blanco (Ex Majaz).
El saber
que muchas veces el machismo es la principal causa de violencia familiar en
estas regiones me lleva a la conclusión de que la mujer como parte de éste
fenómeno es utilizada muchas veces como “escudo” o “caballo de Troya” por sus
propios maridos. Cuando aconteció el Problema de las Comunidades de Yanta y Segunda
y Cajas en contra de la Minera Río Blanco, cientos de ronderos con sus
respectivas esposas partieron en una marcha para tomar el campamento de la
minera.
Es en
esta acometida que las mujeres de Ayabaca y Huancabamba partieron en defensa de
sus intereses por esta región, sin embargo mientras los llamados “hombres”
tenían que acechar, fue al contrario; quienes entraron fueron ellas: las
mujeres. Con palos y látigos ingresaron al campamento, siendo recibidas por las
fuerzas del orden y personal de la empresa con golpes, resistiendo a los
antimineros.
Actos de Tortura
Yo no critico que hayan utilizado la fuerza
para repeler a la turba, lo que más golpea los corazones de estas mujeres y en
especial los defensores de Derechos Humanos, es que varias de ellas hayan sido
detenidas y maniatadas de pies y manos, desnudadas por el personal e incluso
haber tenido tocamientos indebidos, a punto de ser violadas; para su mayor
entendimiento recojo el testimonio de una de ellas, que con sus propias
palabras nos comentaba:
“Cada noche no puedo dormir porque me acuerdo
de aquel día en que me amarraron de pies y manos junto a las otras, nos
desnudaron y nos quisieron violar, luego nos metieron en los baños y nos
hicieron dormir en esos pisos asquerosos; y nos decían: si quieren comer coman
de sus heces y si quieren tomar tomen de sus orines. Nos golpeaban con patadas,
nos tiraban al piso como animales; todas lloraban, otras se acurrucaban de frío
y de dolor. Nos tildaban de terroristas tan solo por defender nuestra tierra… me
da mucha pena que mis hijos escuchen todo esto, yo no quiero que pasen por lo
mismo.”
Cómo poder conciliar el sueño, si ante este
atropello de Derechos Humanos por parte de las fuerzas del orden no solo se
necesita que se les castigue con todo el peso de la ley, además de una
reparación civil. Lo que estas mujeres necesitan es un tratamiento psicológico.
Fueron tres días del taller en Huancabamba donde las mujeres que compartieron
junto a nosotros nos envolvieron en lágrimas de dolor y frustración al
contarnos todo lo que les sucede a diario.
Hoy en día desaparecen poco a poco las
instituciones protectoras de Derechos en este pueblo, especialmente las que
protegen a las mujeres. No hay actividad de Defensoría del Pueblo, de MIMDES
(Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social), ni siquiera DEMUNA (Defensoría
Municipal del Niño y del Adolescente) acoge la problemática de estas mujeres
indefensas. ¿Donde están sus autoridades?, no hay nadie que respalde la lucha
por la Defensa de sus Derechos.
Somos pocos los que realmente acogemos los
problemas ajenos como nuestros, somos pocos los que arriesgamos nuestras vidas
por proteger más vidas, somos pocos los que realmente damos a conocer lo que
realmente sucede en estos pueblos olvidados; pero somos muchos los interesados
por cambiar la realidad, aunque nos parezca difícil, no hay nada difícil.
Ayudemos a que verdaderamente las autoridades se preocupen por hacer algo ante
estas situaciones que no son propias de ésta región; son muchos los pueblos
explotados y desprotegidos.
Agradezco a FACTORTIERRA por respaldar mi
trabajo, a la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos por facilitarme los expedientes de los casos en mención, y por
colaborar en la Defensa de estas personas;a Pensamiento Profano por confiar en
mí su representación en éste taller.
Esta historia fue producida en asociación con la Unión Latinoamericana de Mujeres.
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